La
comunión en la mano es una costumbre protestante que las Conferencias
Episcopales fueron adoptando
La norma de la Iglesia
Católica sigue siendo comulgar en la boca, no obstante, luego del Concilio
Vaticano II, y fuera de éste, se permitió comulgar en la mano a algunas
arquidiócesis, lo que se fue generalizando a pedido de las Conferencias
Episcopales. Sin embargo es llamativa la pregnancia de esta excepción, ya que Santos,
Doctores y los últimos dos papas (Juan Pablo II y Benedicto XVI) llaman a
comulgar en la boca.
Una de las tantas costumbres
protestantes que ha tomado la
Iglesia Católica y que forma parte de los signos de nuestros tiempos.
El Generalis Missalis Romani dice que en principio, la Comunión se recibe en la boca, pero, donde sea concedido (por la
Conferencia Episcopal), el fiel puede, a elección, comulgar recibiendo la
hostia en la mano. En cambio, cuando la Comunión se recibe «por intinción»
(esto es, bajo ambas especies, mojando la hostia en el Cáliz), obviamente, sólo puede
recibirse en la boca.
EVOLUCIÓN DE CÓMO SE RECIBE LA
EUCARISTIA
Monseñor Schneider, que es experto
en Patrística e Iglesia primitiva, explica las diferencias entre la forma de comulgar en la
Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la mano.
Según afirmó, esta costumbre
es “completamente nueva” tras el Concilio
Vaticano II y no hunde sus raíces en los tiempos de los primeros cristianos,
como se ha sostenido con frecuencia.
En la Iglesia primitiva había
que purificar las manos antes y después del rito, y la mano estaba cubierta con un
corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua: “Era más una comunión en la boca que en la
mano”, afirmó Schneider. De hecho, tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua
cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono supervisaba esta operación.
Jamás se tocaba con los dedos: “El gesto de la
comunión en la mano tal como lo conocemos hoy era completamente desconocido”
entre los primeros cristianos.
Aun así, se abandonó aquel
rito por la administración directa del sacerdote en la boca, un cambio
que tuvo lugar “instintiva y pacíficamente” en toda la Iglesia a partir del siglo V, en Oriente,
y en Occidente un poco después. El Papa San Gregorio
Magno en el siglo VII ya lo hacía así, y los sínodos franceses y españoles de los siglos VIII y IX
sancionaban a quien tocase la Sagrada Forma.
Según monseñor Schneider, la práctica que hoy conocemos de la comunión en
la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas, que no creían en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. “Ni
Lutero”, que sí creía en ella aunque no en la transustanciación, “no lo habría
hecho”, dijo el obispo kazajo: “De hecho, hasta hace relativamente poco los luteranos comulgaban de rodillas y en la boca, y todavía hoy algunos
lo hacen así en los países escandinavos”.
LA VIRGEN MARÍA LLAMA A COMULGAR EN LA BOCA
EN SUS APARICIONES
En “Mística Ciudad de Dios”, Sor
María de Jesús de Agreda relata su visión sobre cómo fue la primera Misa de los
Apóstoles, al octavo día de la
Venida del Espíritu Santo, en el mismo plato y cáliz en que había consagrado el
Señor. La primera Misa la celebró San Pedro y asistió a ella María Santísima.
Pues bien, en esas revelaciones aprobadas por la Iglesia, se dice que la Santísima Virgen comulgó de mano de
San Pedro. Observen que dice de mano, no en la mano. Veamos cómo lo
relata:
“Con profunda humildad y adoración se prepararon para comulgar. Y luego
dijeron las mismas oraciones y salmos que Cristo Señor nuestro había dicho
antes de consagrar, imitando en todo aquella acción, como la habían visto hacer
a su divino Maestro. Tomó San Pedro en sus manos el pan ázimo que estaba
preparado, y levantando primero los ojos al cielo con admirable reverencia,
pronunció sobre el pan las palabras de la consagración del cuerpo santísimo de
Cristo, como las dijo antes el mismo Señor Jesús”.
“Luego san Pedro consagró el cáliz y con el sagrado cuerpo y sangre hizo
las mismas ceremonias que nuestro salvador, levantándolos para que todos lo
adorasen. Tras de esto se comulgó el apóstol a sí mismo y luego los once
apóstoles, como María Santísima se lo había prevenido. Y luego por mano de San
Pedro comulgó la divina Madre“.
En muchos otros mensajes a videntes
María pide comulgar en la boca, y nunca menciona comulgar en la mano.
LAS DECLARACIONES DE LOS CONCILIOS
De Rouen: El Concilio de Rouén (año 650) prescribe: “A ningún laico, hombre o mujer, sea
dada la eucaristía en la mano, sino en la boca.
De Bizancio: El Quinto Concilio de Constantinopla (año 691)
prohibió a los fieles darse la Comunión a sí mismos (que es lo que sucede
cuando la Sagrada Partícula es colocada en la mano del comulgante) y decretó una excomunión de una semana de duración
para aquellos que lo hicieran en la presencia de un obispo, un sacerdote o un
diácono.
De Trento: El Concilio de Trento (Dogmático) en fecha 11 de
Octubre de1551, (ses. XIII, c.8) dispuso: “Siempre ha sido
costumbre de la Iglesia de Dios, en la Comunión Sacramental, que los laicos
tomen la comunión de manos de los sacerdotes, y que los sacerdotes celebrantes
comulguen por sí mismos; costumbre que por razón y justícia DEBE MANTENERSE por provenir de
la Tradición Apostólica”. (El texto se refiere a la comunión en la boca,
pues hacía ya muchos siglos que había sido prohibida en la mano.)
Vaticano II: No se pronunció sobre la comunión en la mano (autocomunión).
DECLARACIONES SANTOS, PADRES Y DOCTORES DE
LA IGLESIA Y DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA
Tertuliano:(160-220) “…cuidamos escrupulosamente que algo
del cáliz o del pan pueda caer a tierra” (De corona, 3 PL 2, 99);
San Hipólito(170-235) “… cada uno esté atento… que ningún
fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido
por los fieles y no despreciado” (Trad. Ap. 32.).
Orígenes: (185-254) “Con qué precaución y veneración,
cuando recibís el Cuerpo del Señor lo conserváis, de manera que no caiga nada o
se pierda algo del don consagrado. Os consideraríais justamente culpables si
cayese algo en tierra por negligencia vuestra” (In Exod. Hom., hom. XIII, 3,
Migne, PG 12, 391).
El mismo Pablo VI comenta así este
último texto: «”Consta que los
fieles creían y con razón, que
pecaban, según recuerda Orígenes, si, habiendo recibido el cuerpo
del Señor, y conservándolo con todo cuidado y veneración, algún fragmento caía
por negligencia” (Mysterium Fidei, 32).
San Cirilo:(315-387) “… recíbela cuidando que nada de
ella se pierda, porque dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las
guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas? ¿No
procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de
lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?”).
San Efrén: (306-373) “Comed este pan y no piséis sus
migas… una partícula de sus migas puede santificar a miles de miles y es
suficiente para dar vida a todos los que la comen” (Serm. in hebd. s., 4, 4).
San Basilio: (330-379) afirma claramente que sólo está permitido
recibir la Comunión en la mano en tiempos de persecución o, como era el caso de
los monjes en el desierto, cuando no hubiera un diácono o un sacerdote que
pudiera distribuirla. “No hace falta
demostrar que no constituye una falta grave para una persona comulgar con su
propia mano en épocas de persecución cuando no hay sacerdote o diácono” (Carta 93). Lo que implica que
recibirla en la mano en otras circunstancias, fuera de persecución, será una
grave falta.
S. Agustín: (354-430) “Sería locura insolente, el discutir
qué se ha de hacer cuando toda la Iglesia Universal tiene ya una práctica
establecida.” (carta 54,6; a Jenaro.)
San LeónLlamado el Magno, Sumo Pontífice entre 440-461, en sus
comentarios al sexto capítulo de San Juan, habla de la Comunión en la boca como
del uso corriente: “Se recibe en la boca lo que se cree por la
Fe”. El Papa no habla
como si estuviera introduciendo una novedad, sino como si fuera un hecho ya bien
establecido.
S. Gregorio: También llamado Magno, Papa entre 590 y 604, en sus
Diálogos (Roman 3, c 3) relata cómo el Papa San Agapito obró un milagro
durante la Misa, después de haber colocado la Hostia en la lengua de una
persona. También Juan el Diácono nos
habla acerca de esta manera de distribuir la Santa Comunión por ese Pontífice.
S. F. de Asís: (1182-1226) “Sólo
ellos, (los sacerdotes), deben administrarlo, y no otros.” ( Carta 2ª, a todos los fieles, 35).
Sto Tomás: (1225-1274) “Porque debido a la reverencia
hacia este sacramento, nada Lo toca, sino lo que es consagrado; de aquí que el corporal y el cáliz son
consagrados, y así mismo las manos del sacerdote, para tocar este sacramento.”
(Suma Teológica: Pt. III, Q.82, Art.
3).
Es decir, se falta a la reverencia debida a este Sacramento, cuando lo
tocan manos que no están consagradas; doctrina que fue luego confirmada por
S.S. Juan Pablo II en Domenica Cenæ, como veremos luego.
San Pío X “Cuando se recibe la Comunión es
necesario estar arrodillado, tener la cabeza ligeramente humillada, los ojos
modestamente vueltos hacia la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera de la
boca reposando sobre el labio inferior”. (Catecismo de San Pío X). Y Contestando a quienes le pedían autorización para comulgar de pie alegando que: los israelitas
comieron de pie el cordero pascual les dijo: “El Cordero Pascual era
tipo (símbolo, figura o promesa) de la Eucaristía. Pues bien, los símbolos y
promesas se reciben de pie, MAS LA REALIDAD SE
RECIBE DE RODILLAS y
con amor”.
Cuando estaba este santo pontífice en su lecho de muerte, en Agosto de
1914, y se le administró la Sagrada Comunión como Viático, no la recibió, y no
le estaba permitido, en la mano: la recibió en la lengua de acuerdo a la ley y a la práctica de la
Iglesia Católica.
Pio XII: “Hay que reprobar severamente la
temeraria osadía de quienes introducen intencionadamente nuevas costumbres
litúrgicas, o hacen renacer ritos ya desusados, y que no están de acuerdo con
las leyes y rúbricas vigentes.”
( Mediator Dei, 17.)
Pablo VI:El texto original de la ya mencionada consulta a los
Obispos sobre la comunión en la mano, decía: “En nombre y por encargo del
Santo Padre, me es grato comunicar…” Al leerlo, el Papa dijo al
encargado de redactar la carta:
-¿Grato? ¡No me es grato para
nada!
Y corrigió el texto de la siguiente forma:
“En nombre y por encargo del Santo Padre, es mi deber comunicar…”
En esa misma carta el Papa corrigió otra frase añadiendo de su puño y letra
lo que está en negritas:
“Por mandato explícito del Santo
Padre que no puede dejar de
considerar la eventual innovación con evidente aprensión …”
M. Teresa:“…el peor mal de nuestro tiempo es
la Comunión en la mano.” (The Wanderer, 23 de marzo de 1982)
OPINIÓN DE SS JUAN PABLO II
Periodista: – Santo Padre, ¿Cuál es su opinión sobre la comunión en la mano?
A lo que el Papa responde: – Hay una carta apostólica sobre un permiso especial
válido para esto. Pero yo le digo a Ud. que no estoy a favor de
esta práctica, ni tampoco la recomiendo. El permiso fue otorgado debido a la insistencia de algunos obispos
diocesanos.
Entrevistado por la revista Stimme des glaubens durante su
visita a Fulda (Alemania) en Noviembre de 1980.
En su Carta “Domenica Cenæ”, de 24 de febrero de 1980, el Papa dice: “El tocar las Sagradas Especies y su distribución con
las propias manos, es un
privilegio de los ordenados”.
Y para que nadie interpretase de otra forma estas palabras, tres meses
después, ante las cámaras de la televisión francesa, negaba la Comunión en la mano a la esposa del primer
ministro Giscard d’Estaing.
En la Instrucción “Inestimabile Donum” de la Congregación para el Culto
Divino, sancionada el día 17 de abril del mismo año de 1980, el Papa
reitera: “No se admite que los fieles tomen por sí mismos (autocomunión) el pan
consagrado y el cáliz sagrado, y mucho menos que se lo hagan pasar de uno a
otro”.
Fuentes: Sdet, CatholicNet, Vaticano. Religión en Libertad, Maria Mensajera
y otras
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