miércoles, 3 de abril de 2013

ESCRITOS DE MARÍA VALTORTA (CUADERNOS 22 AGOSTO 1943)

ESCRITOS DE MARÍA VALTORTA 
(CUADERNOS 22 AGOSTO 1943)

Dice Jesús:
"Las siete plagas últimas corresponden a los siete truenos no descritos (dictado del 20 de agosto). Como siempre, son descripciones figurativas de las que, por otra parte, no se excluye del todo la realidad. Paso a explicarte cuanto de ellas considero oportuno hacerlo. 
La primera es la úlcera

La primera es la úlcera
Ya desde los tiempos de Moisés castigué con enfermedades repugnantes a quienes habían cometido pecados imperdonables contra Mí. Mará, la hermana de Moisés, tuvo el cuerpo cubierto de lepra por haber hablado mal de mi siervo Moisés. ¿Cómo no ha de sucederles igual y aún más a los que hablan mal de su Dios? La lepra, o bien la úlcera, se extiende cada vez más por haber extendido vosotros cada vez más vuestros pecados contra Dios y contra la obra admirable de Dios que sois vosotros.
Cuando os revolcáis en la lujuria, ¿no creéis acaso cometer un pecado contra Dios? Pues sí que lo cometéis porque profanáis vuestro cuerpo en el que habita el espíritu que ha de acogerme a Mí, Espíritu Supremo.
Y ¿hasta qué punto está llegando la lujuria del hombre que éste ejecuta con fría y consciente voluntad? Es mejor no ahondar en este abismo de repugnante degradación humana. Lo que te digo es que si llamaban inmundos a ciertos animales, el hombre los ha superado y los superará más aún, y que si fuera posible crear un nuevo animal, fruto del cruce de monas con serpientes y puercos, aún sería menos inmundo que algunos hombres que sólo tienen de tales la apariencia y por dentro son más lúbricos y repelentes que el animal más abyecto.
Como te dije, la humanidad se divide cada vez más. La parte espiritual, exigua hasta el extremo, asciende, mientras que la parte carnal, numerosísima, desciende. Desciende hasta una espantosa profundidad de vicio. Cuando llegue el tiempo de ira, la humanidad habrá alcanzado al exterior el hedor interno.

Y así como seréis vosotros los que provoquéis las úlceras,
 así también seréis vosotros los que llenaréis de sangre el
 mar y las aguas de los ríos.

Y ¿quieres que no trascienda al exterior el hedor interno de sus almas muertas y no corrompa las carnes más adoradas por Mí haciéndolas objeto de todas las prostituciones? Y así como seréis vosotros los que provoquéis las úlceras, así también seréis vosotros los que llenaréis de sangre el mar y las aguas de los ríos. Los estáis ya llenando con vuestras matanzas y, eliminados por vosotros, van disminuyendo los pobladores de las aguas contribuyendo a vuestra hambre. Tanto habéis menospreciado los dones que Dios os otorgó para vuestras necesidades materiales, que tierra, cielo y aguas van tornándose vuestros enemigos y os niegan sus fruto tanto la tierra, como los pobladores de las aguas, los ríos, los bosques y el aire.
Matáis, ciertamente matáis, pisoteáis la ley del amor y del perdón, derramáis la sangre fraterna y, en particular, la de los buenos a los que perseguís por eso precisamente, por ser buenos. Cuidad pues que algún día no os obligue Dios a saciar vuestra hambre y vuestra sed con la sangre que derramasteis contraviniendo mi mandato de paz y de amor.
Al ser vosotros rebeldes a las leyes que os di, lo son también para vosotros los astros y los planetas que hasta ahora os han prestado luz y calor en la medida que necesitabais, obedeciendo las normas que, en mi bondad para con vosotros, les señale.

Enfermedades repugnantes como marca de vuestros 
vicios; sangre en las aguas como testimonio de toda 
la que llegasteis a verter, entre la que está la mía; 
fuego del sol para haceros probar un anticipo 
de las brasas eternas que aguardan a los malditos; 
tinieblas para advertiros de las que esperan 
al que odia la Luz. 

Enfermedades repugnantes como marca de vuestros vicios; sangre en las aguas como testimonio de toda la que llegasteis a verter, entre la que está la mía; fuego del sol para haceros probar un anticipo de las brasas eternas que aguardan a los malditos; tinieblas para advertiros de las que esperan al que odia la Luz. Y todo, para induciros a reflexionar y arrepentiros.
Y de nada servirá puesto que continuaréis despeñándoos, continuaréis estableciendo vuestras alianzas con el mal, preparando el camino a los "reyes de Oriente", es decir, a los ayudantes del Hijo del Mal.

Parece que sean mis ángeles los portadores de 
las plagas; mas, en realidad, sois vosotros. 

Parece que sean mis ángeles los portadores de las plagas; mas, en realidad, sois vosotros. Vosotros las queréis, pues vosotros las tendréis.
Convertidos vosotros mismos en dragones y bestias por haberos desposado con el dragón y con la Bestia, alumbraréis de vuestro interior corrompido seres inmundos: doctrinas totalmente demoníacas que, con el señuelo de falsos prodigios, seducirán a los poderosos llevándoles a combatir contra Dios. Estaréis tan pervertidos, que tomaréis por prodigios del cielo cuanto no es sino creación infernal.

Los expositores del mismo han agotado su capacidad 
con infinidad de deducciones para explicarse a sí mismos 
y a los demás quién sea la "gran Babilonia"

Te tomo ahora, María, de la mano para llevarte al punto más oscuro del libro de Juan. Los expositores del mismo han agotado su capacidad con infinidad de deducciones para explicarse a sí mismos y a los demás quién sea la "gran Babilonia". Con perspectiva humana, a la que no eran ajenas calamidades marcadas por acontecimientos previsibles o acaecidos, han atribuido el nombre de Babilonia a muchas cosas.
¿cómo no han pensado siquiera que la "gran Babilonia" 
sea toda la tierra?
 ¡Sería un Dios Creador bien pequeño y limitado
 si no hubiese creado más mundo habitado que la Tierra!

Mas ¿cómo no han pensado siquiera que la "gran Babilonia" sea toda la tierra? ¡Sería un Dios Creador bien pequeño y limitado si no hubiese creado más mundo habitado que la Tierra! Con un latido de mi querer suscité mundos y más mundo de la nada y los proyecté, como polvillo luminoso, por la inmensidad del firmamento.

La Tierra, de la que tan ufanados estáis, no es sino uno 
de los polvillos, y no el mayor, de los que giran 
por el infinito. Pero sí el más corrompido.

La Tierra, de la que tan ufanados estáis, no es sino uno de los polvillos, y no el mayor, de los que giran por el infinito. Pero sí el más corrompido. Vidas y mas vidas pululan en millones de mundos que son delicia de vuestra vista en las noches serenas y la perfección de Dos os descubrirá las maravillas de esos mundos cuando podáis ver con la vista intelectual del espíritu unido a Dios.
¿No es, por ventura, la Tierra la gran meretriz que ha fornicado con todas las potestades de la tierra y del infierno? Y los habitantes de la tierra ¿no se han prostituido a sí mismo en sus cuerpos y en sus almas a trueque de triunfar en el día de la Tierra?

Los siete pecados aparecen como adorno horrendo
 sobre la cabeza de la Bestia que transporta la Tierra
 y a los terrestres a los pastos de Mal; y sus diez 
cuernos, número metafórico, están para patentizar
 las infinitas infamias cumplidas

Cierto que es así. Los delitos de la Tierra tienen todos el nombre de blasfemia al igual que los de la Bestia con la que la Tierra y sus habitantes se han aliado con tal de triunfar. Los siete pecados aparecen como adorno horrendo sobre la cabeza de la Bestia que transporta la Tierra y a los terrestres a los pastos de Mal; y sus diez cuernos, número metafórico, están para patentizar las infinitas infamias cumplidas con el fin de conseguir, a cualquier precio, cuanto su feroz avidez pretende.
¿No se ha empapado acaso la Tierra con la sangre de los mártires y se ha embriagado con este santo licor que, al beberlo con su boca sacrílega, se ha transformado para ella en filtro de embriagues maldita? La Bestia que la lleva: compendio y síntesis de todo el mal practicado a partir de Adán para triunfar en el mundo y en la carne, trae en pos de sí a aquellos que, al adorarla, llegarán a ser reyes de una hora y de un reino maldito. Como hijos de Dios, sois reyes y de un reino eterno. Mas cuando adoráis a Satanás, que no puede daros sino un triunfo efímero pagado al precio de una eternidad de horror, venís a ser reyes de una hora y de un reino maldito.

La Bestia  -dice Juan-  fue y no es.

La Bestia  -dice Juan-  fue y no es. Así será al fin del mundo. Fue, porque realmente ha existido; y no es, porque Yo, Cristo, la habré vencido y sepultado no siendo entonces ya más necesaria para los triunfos del mundo (sobre una copia mecanografiada anota María Valtorta a lápiz al pie de la página: "Después de la derrota del Anticristo y de la destrucción de Babilonia")
¿No se halla la Tierra asentada sobre las aguas de sus mares y se ha servido de éstos para dañar? ¿De qué no se ha servido? Pueblos, naciones, razas, confines, intereses, alimentos, expansiones, todo le ha servido a ella para fornicar y llevar a cabo matanzas exterminadoras y traiciones iscarióticas. Sus propios hijos, nutridos por ella con sangre de pecado, serán los ejecutores de la venganza de Dios sobre ella, destruyédonla, destruyéndose, llevando la suma de los delitos contra Dios y contra el hombre hasta el número completo exigido por el detonar de mi: "¡Basta!"

En aquella hora, humeando con grato olor, 
borboteará hasta mi trono la sangre de los mártires
 y de los profetas ...

En aquella hora, humeando con grato olor, borboteará hasta mi trono la sangre de los mártires y de los profetas y los surcos de la tierra que recogieron los gemidos de los muertos por odio a Mí y recibieron sus estertores postreros, lanzarán un gran grito hecho de todos aquellos santos gemidos, y se estremecerán con una convulsión de angustia sacudiendo las ciudades y las casas de los hombres en las que se peca y se mata, llenando con su voz que pide Justicia la bóveda de los Cielos.
Y habrá Justicia. Vendré Yo, Vendré porque soy Fiel y Veraz. Vendré a dar Paz a los fieles y Juicio santo a los que vivieron. Vendré con mi nombre cuyo significado tan sólo Yo lo conozco y en cuyas letras se contienen los principales atributos de Dios del que soy Parte y todo.

Escribe Jesús: Grandeza, Eternidad, Santidad, Unidad.
 Escribe Cristo: Caridad, Redención Inmensidad, 
Sabiduría, Trinidad, Omnipotencia

Escribe Jesús: Grandeza, Eternidad, Santidad, Unidad. Escribe Cristo: Caridad, Redención Inmensidad, Sabiduría, Trinidad, Omnipotencia (de Dios condensada en el nombre del Verbo humanado).
Y si parece que falte algún atributo, piensa que la Justicia se halla comprendida en la santidad, puesto que quien es santo es justo; la Realeza en la grandeza, La Creación en la omnipotencia. En mi nombre, por tanto, se proclaman las alabanzas de Dios.
Nombre santo cuyo sonido aterra a los demonios. Nombre de Vida que das Vida, Luz, Fortaleza a quien te ama e invoca.
Nombre que es corona sobre mi cabeza (Como antes, anota María Valtorta: "en el período de paz que precede al juicio") de vencedor de la Bestia y de su profeta, los cuales serán presos, confinados, sumergidos y sepultados en el fuego líquido y eterno cuya mordiente ferocidad es incomprensible al sentido humano.

Será entonces el tiempo de mi Reino de la Tierra

Será entonces el tiempo de mi Reino de la Tierra. Habrán entonces, por tanto, una tregua en los delitos demoníacos para dar tiempo al hombre de volver a oír las voces del Cielo. Quitada de en medio la fuerza que desencadena el horror, descenderán grandes corrientes espirituales como cascadas de gracia, como ríos de aguas celestiales, a pronunciar palabras de Luz.

Cuando se haya realizado la última prueba, vendrá 
Satanás por última vez y encontrará secuaces por los 
cuatro ángulos de la tierra que serán más numerosos
 que las arenas del mar.

Mas como no acogieron en el transcurso de los siglos las voces dispersas, comenzando por la del Verbo, que hablaban del Bien, así también se harán sordos los hombres, siempre sordos,  -menos los marcados con mi señal, mis amigos dilectísimos dispuestos a seguirme-  sordos a las voces de muchos espíritus, a las voces semejantes al rumor de muchas aguas que entonarán el cántico nuevo para guiar a los pueblos al encuentro de la Luz y sobretodo, hacia Mí: Palabra eterna. Cuando se haya realizado la última prueba, vendrá Satanás por última vez y encontrará secuaces por los cuatro ángulos de la tierra que serán más numerosos que las arenas del mar.
 ¡Oh Cristo! ¡Oh Jesús que moriste por salvar a los hombres! ¡Sólo la paciencia de un Dios es capaz de haber esperado tanto, de haber hecho tanto, habiendo conseguido tan poco, sin retirar a los hombres su don dejándoles perecer mucho antes de la hora señalada! Sólo mi Paciencia que es Amor podía aguardaros sabiendo que, como arena filtrada a través de una sutilísima criba, sólo alguna rara alma habría de venir a la gloria en contraposición a la masa que no sabe, que no quiere filtrar para llegar hasta Mí a través de la criba de la Ley, del Amor y del Sacrificio.

a estos elegidos que supieron permanecer "vivos" 
durante la vida, vivos en el espíritu, a la espera de
nuestra hora de triunfo, Yo les daré posesión de la
 morada celestial y me daré a Mí mismo 
sin tregua ni medida.

Mas en la hora de mi venida, cuando con ropaje de Dios, de Rey y de Juez, llegue Yo para reunir a todos los elegidos y maldecir a los réprobos lanzándolos adonde estarán ya para siempre el Anticristo, la Bestia y Satanás, tras la suprema victoria de Jesucristo, Hijo de Dios, Vencedor de la Muerte y del Mal, a estos elegidos que supieron permanecer "vivos" durante la vida, vivos en el espíritu, a la espera de nuestra hora de triunfo, Yo les daré posesión de la morada celestial y me daré a Mí mismo sin tregua ni medida.
Aspira aquella hora, María, Llámala y llámame con todas las fuerzas de tu espíritu. Mira que, tan pronto como un alma me llama, vengo Yo a la vez que el Amado, el cual, ya desde la Tierra, contempló la gloria del Cordero, Hijo de Dios, la gloria de su y de tu Jesús y, a cada latido de tu corazón, di: "¡Ven, Señor Jesús!".

Estoy hecha un guiñapo, un pobre guiñapo. Tan sólo mi alma se halla inmersa en la dulzura.
Jesús, al dictarme, me da a entender que, cuando dice Tierra, quiere significar mundo, tomando, no como globo compuesto de polvo y agua, sino más bien como conjunto de personas. No sé si acierto a explicarme bien.
Cuando dice Tierra, quiere expresar, por decirlo así, un ente moral; y cuando dice tierra, quiere decir simplemente planeta compuesto de campos, montes, aguas. Culpable la primera e inocente la segunda.

Y así puede decir, sin incurrir en contradicción, 
que la sangre de los mártires se ha convertido
en veneno para la Tierra que la ha bebido 
(en sus habitantes)

Y así puede decir, sin incurrir en contradicción, que la sangre de los mártires se ha convertido en veneno para la Tierra que la ha bebido (en sus habitantes) con ira sacrílega y la ha vertido (en sus poderes estatales) con abuso blasfemo de poder temporal; mientras que la tierra-globo, rotante por los espacios del éter, ha bebido con respeto y acogido con amor la sangre de los mártires y sus convulsiones agónicas, presentándolas una y otras al Eterno, pidiendo, maternal y compasiva, que no haya sido vertida ni soportadas en vano y que se haga justicia a las mismas.
Estoy contenta de haber recibido explicación directa sobre el Libro que tanto me gusta; pero le aseguro que, humanamente, me encuentro deshecha. A mi parecer soy una cosa vacía y exprimida. Nada tengo ya dentro después de haber tenido tanto.
Durante estos días, bajo la acción de las potentes voces que resonaban en mi interior, me resultaba insufrible el murmullo humano y ¡he tenido tanto en mi derredor...! He sufrido muchísimo, prensada como estaba entre las impertinencias comunes de la vida y las exigencias sobrenaturales del Maestro.
Pero, bien, ya pasó. Y ahora digo yo: "Un poco de descanso, pues si no, la pobre chupatintas de Jesús acabará por descuajaringarse como una máquina trabajada con exceso". Se lo entrego a usted enseguida para copiar. Pero, cuando me traiga la carpeta, devuélvame también este cuaderno porque, si tengo delante el manuscrito, me canso menos al corregir. De otra suerte, ¿cómo hago para recordar y añadir las palabras que faltan? ¿Quién se acuerda de ellas? Después se lo devolveré.
C. 43. 285-292

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