sábado, 1 de septiembre de 2012

MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA 16 DE SEPTIEMBRE DEL 2012


MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
16 DE SEPTIEMBRE DEL 2012


Amadísimos hijos de Mi Corazón Inmaculado:

LES INVITO A ADENTRARSE EN MI CORAZÓN Y A VIVIR CON TODOS SUS SENTIDOS DIRIGIDOS HACIA MI HIJO.

La conciencia debe ser doblegada por los llamados del Cielo a la salvación del hombre, el pensamiento deben sujetarlo a vivir dentro de los Mandatos de Mi Hijo para los Suyos, la mente no debe volar de flor en flor, sino debe posarse sobre la flor más pura la cual se mantiene presente en el Sagrario: el Cuerpo y Sangre de Mi Hijo que les esperan cada día como si fuera la primera vez.

La conciencia debe ser instruida por el hombre para sujetarla en lo verdadero, en lo eterno, en la esperanza, en la fe y humildad, en la obediencia y fraternidad. ¡Cuántos de Mis hijos mantienen una decorosa labor dentro de la Iglesia! ¿Se mantendrá esta labor así, fuera de la Iglesia, sirviendo con humildad y amor, caridad y comprensión hacia sus hermanos?

El servir no es lo mismo que ser servido, el servir no es lo mismo que distinción, el servir no es sobresalir. Estos actos tomados a beneficio propio, han sido los que han desvirtuado el sentido del amor al prójimo y de la caridad fraterna. La humanidad se vierte en una corriente que emula un tsunami, atropella al hermano por mantener un lugar sobresaliente en la Iglesia, olvidando que Ésta es todo el Cuerpo Místico, no sólo los que se congregan.

Mi Hijo vino a servir no ha ser servido; vino a padecer, no a vivir en medio de las comodidades y los lujos. Mi Hijo vino por Sus hijos: los descarriados, los pobres, los que han sido corrompidos por las drogas, vino por los pecadores, por los hambrientos, no sólo del Pan Espiritual, sino del material.

El conocimiento no está en contra del ser del cristiano, ya que no se ama a quien no se conoce.
Como Madre de la humanidad, miro continuamente los atropellos en contra del don de la vida, y Mi Corazón se duele por ello. Miro los centros en donde almacenan la energía nuclear con fines bélicos y de poder…

El comunismo ha sido olvidado por el hombre y esto le ha permitido al comunismo invadir al hombre. En varios países sufren por esta causa y sufrirán más por este hecho. La dispersión y distracción humana favorece las máscaras de los que se apoderan de la humanidad. El comunismo es un tentáculo del anticristo mediante el cual se ha apoderado de los pequeños países para luego lograr un solo frente común y dominar a los débiles.

En instantes en que la economía mundial se derrumba ante el hombre, éste no acepta vivir sin placeres ni lujos. Por esta causa se entrega al mal o desprecia el don de la vida.

Mi Hijo desea hijos fieles y decididos, valientes guerreros de amor, que no teman ser despreciados a causa de Él y que vivan con un compromiso voluntario a sabiendas de que moran dentro de una sociedad sin rumbo, engolosinada por lo maligno, lo fácil y lo pasajero.

Siendo inconscientes de la realidad en que viven, los eventos les toman desprevenidos. Al no creer desacreditan Mi Palabra, la falsean y se burlan de Ella para continuar en el mal proceder.

Esta es la Generación en la que el mismo engendro de satanás hará gala de su potencia y dará de beber al hombre la hiel de su mal proceder, sometiéndole y encadenándole a los bajos instintos.

Esta es la Generación que discurre entre falsos líderes y falsos profetas que niegan la Justicia Divina para justificar los actos pecaminosos del hombre.
Esta es también la generación que descubrirá grandes secretos guardados.
Esta es la Generación que vivirá el Gran Aviso.
Esta es la Generación que Mi Hijo ama y a la que Yo no abandonaré.

Amados hijos de Mi Corazón, Mi Palabra es Materna y al mismo tiempo les guiará para conocer la verdad que no ha sido enseñada con claridad, Verdad que es escudo protector y de salvación para el hombre.

Los jinetes han cabalgado extensamente sobre la Tierra y el ojo humano, limitado por el mismo hombre y su mente oscurecida, no ha logrado percibirlos ni en su visión, ni en su espíritu turbio. ¿No son éstas las señales que esperaban?, ¿No son estos los hombres que no temen y desprecian lo Divino?

Esta es la generación que sufrirá la gran plaga ya anteriormente anunciada por este Mi instrumento fiel.

Esta es la generación de los cambios. Este es el instante del ascender del hombre a la realidad, la que en todo instante ha estado frente a él y no la ha mirado.

Sí, hijos, son ustedes los que experimentarán los cambios, abriendo los umbrales del conocimiento y vivirán el tiempo donde será apartado el trigo de la cizaña.

Esta Generación es la que ha recibido las profecías y sin embargo no ha ablandado su corazón. Por esto, sólo el Resto Santo será el que ascenderá con un corazón humilde y mente abierta a la Palabra Divina. Serán acompañados por sus Guardianes Celestiales para ser resguardados por ellos.

No, amados hijos, ustedes no cedan; continúen alerta con Mi Hijo presente y vivo en ustedes, con el Rosario en la mano y los sentidos centrados en el amor a Dios y al prójimo.

Amados Míos, el que diga sí, que sea sí… El que diga no, que sea no…
Yo vengo por Mis hijos a guiarlos y conducirlos, a acompañarlos en sus oraciones.

Oren por Australia, padecerá.
Oren por Europa, sufrirá.
Oren por Jamaica, deberá ser consolada.

Hijos, únanse en una sola voz orante.

Les amo, les bendigo.

AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.



COMENTARIO DEL INSTRUMENTO
AL MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
16 DE SEPTIEMBRE DEL 2012


Hermanos (as):

Compartiendo con amor y respeto las Palabras de la Madre Santísima, entonemos con el Salmista:

“¡Gozo en los cielos, jubilo en la tierra,
bramido en el mar y del mundo marino!
Muestren su júbilo el campo y todos sus frutos,
lancen vivas los árboles del bosque delante del Señor,
porque ya viene, porque ya viene,
porque ya viene a juzgar a la tierra.
Al mundo con justicia juzgará,
y a los pueblos, según Su verdad.”
                                                                                                                                       Salmo 96 (95)  11-13
Amén.


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