jueves, 6 de diciembre de 2012

MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA 16 DE DICIEMBRE DEL 2012

MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
16 DE DICIEMBRE DEL 2012



Amados hijos:

LES BENDIGO EL SER PARA QUE ME SIGAN COMO LAS OVEJAS AL PASTOR,
PARA QUE REGRESEN A MÍ COMO LAS AVES REGRESAN A SUS NIDOS,
COMO LOS NIÑOS QUE BUSCAN LA SEGURIDAD Y EL REGAZO DE QUIEN LES AMA Y PROTEGE.

Así les deseo, abandonados en Mí, aunque no comprendan Mis caminos y les resulten difíciles.  De lo difícil de la vida, nace lo que no se espera el hombre, el fruto que buscaba y no hallaba, el que creía lejos de sí, el que daba por perdido.

Y es que cuando el hombre se abandona en Mí lo que estaba desechado renace con esplendor, la esperanza recobra vida, el corazón late nuevamente.  La sed es saciada, la oscuridad se transforma en luz, lo incomprensible es comprensible, sabiendo que para Mí no existen los imposibles cuando la criatura se abandona y Me entrega su voluntad.

¡Cuán difícil resulta para el hombre lo anterior, y cuán fácil se torna cuando existe humildad en la criatura! El camino se torna difícil por el orgullo humano, por la falta de abandonarse en Mí y por el desconocerme. Soy desconocido por los que dicen amarme.

¡Pobres de aquellos que desprecian el Crucifijo, aquellos que desprecian Mis Llagas y no las honran! He sido paciente, más llegará el instante en que Me enojaré y Mis hijos escarmentarán sus propias ofensas hacia Mí.

¡Cuántos se burlan de Mi Corona de Espinas! y fue Mi mayor dolor luego de Getsemaní y Me causó más dolor que las otras Llagas. Éstas se reviven nuevamente, Me coronan de espinas, duermen mientras Yo vivo un continuo Getsemaní a causa de la perversidad humana.

La conciencia humana se ha perdido, ni siquiera encuentro disposición en los que dicen pertenecerme, se adormecen con facilidad, permitiendo al enemigo tomar posesión de sus voluntades y llevándoles a arrastrarse por tierra.

La humanidad continúa desenfrenada, las mentes se encuentran posesionadas por los festejos, por lo bullicioso, por los encuentros amistosos; siendo en realidad usado Mi Nacimiento como excusa para dejar libres las pasiones. Se preparan para celebrar un cambio de calendario, y ¿sabe bien el hombre lo que va a celebrar?

NECIOS, ARROGANTES, NO DOBLAN EL CORAZÓN ANTE MIS INSISTENTES RUEGOS Y LOS DE MI MADRE, SE CUESTIONAN HASTA LA SECUENCIA DE MIS LLAMADOS, SIENDO YO EL DUEÑO DEL TIEMPO.
CIEGOS, SORDOS, SON AQUELLOS QUE SE NIEGAN A DECLARAR ANTE MI PUEBLO MI JUSTICIA, ESA QUE EJECUTO SOBRE LA MISMA LIBERTAD HUMANA.
NO SOY UN DIOS CASTIGADOR, SOY UN DIOS JUSTO.

¡Cuántos se sienten llamados por Mí, y se niegan por un segundo de perdición!

Mi Madre ha suplicado, a ustedes Sus hijos, CONVERSIÓN, REPARACIÓN, Y CONSAGRACIÓN, y es que el Corazón de Mi Madre es esa tierra que mana leche y miel. Es el Odre que no se seca, es la Viña mejor, es la Reina de todo lo Creado, es quien me arropó siendo niño.

Mi Madre, a la que le encomendé Mi Iglesia, es despreciada. Le encomendé Mi Iglesia para que la guiara como la barca, que en medio de la tempestad se hunde, y la Vela la logra llevar a flote. Esa Vela es Mi Madre. Al ser despreciada, negada, desoídos Sus Llamados, ¿Cómo se mantendrá la barca sin Vela en medio de la tempestad?

MI MADRE ME LLEVÓ DE SU MANO, Y ASÍ DESEA CONDUCIR A MIS HIJOS, PERO ÉSTOS SE RESISTEN Y LE DESOBEDECEN, OLVIDANDO QUE MIS CAMINOS SON DIFÍCILES, QUE SE ME ENTIENDE, CUANDO LOS SENTIDOS SE ANULAN Y EL CORAZÓN SE ABRE.

En este instante, en que He colmado a Mi Pueblo de Llamados, Me miro con un pequeño número de almas: orantes, testimonios de Mi Entrega. Serán éstos los que darán Testimonio de Mis llamados y de la desobediencia humana, que superó su propio límite.

     Oren, oren, no sólo con la oración, sino con la entrega hacia Mí y con la entrega a los más necesitados, con la práctica de Mis Mandatos.
Oren por Japón, nuevo dolor trae.
Oren por Brasil, lamentará.
Oren por Centroamérica.

Amados hijos, los desprecios humanos fortalecen el alma no teman, sean fuertes en la fe y firmes en el hablar. En este instante no espero otra actitud de Mi Pueblo.

Un portador de Mi Amor será sacrificado por la maldad de los tentáculos del anticristo que se han levantado sobre una humanidad, que ignorante se arrebata a sí misma, la verdad de lo creado.

MI AMOR NO SE CONTIENE, MI AMOR NO ES SILENCIADO, CONTINUARÉ DANDO MI PALABRA CON MIS MENSAJEROS FIELES Y MI PROFETA CONTINUARÁ CON MI VERDAD, AHUYENTANDO A LOS ENGAÑADORES Y ACERCANDO A LOS HUMILDES DE CORAZÓN.

La tierra se estremece y del firmamento baja Mi bendición. No teman, no teman.
Las estrellas no brillan solamente, son bendición para el hombre.
Amados Míos, en este instante en que las almas viven un ascenso espiritual, son permeables a Mí o al mal.

HIJOS, NO SEAN LENTOS EN EL ESPÍRITU, SEAN PERMEABLES A MI PALABRA, ADÉNTRENSE EN MÍ Y CONOZCAN LOS PORTENTOS DEL AMOR DIVINO. NO SE PERMITAN SER GUIADOS FALSAMENTE, PERMANEZCAN ATENTOS.

La humanidad purgará, lamentará para ser triunfante luego de pasada la tribulación.

YO LES ESPERO, ASÍ COMO SI ANTE MI LLEGARÁN POR VEZ PRIMERA,
NO TEMAN ACERCARSE, LES ESPERO.

Mi Paz sea en cada uno de ustedes.

Les amo.
Su Jesús.

AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
 


COMENTARIO DEL INSTRUMENTO
AL MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Hermanos (as):

Ante tanta distracción y bullicio del mundo en estos días, nosotros sus hijos fieles, acatemos humildemente las Palabras del Señor y meditemos tan severo llamado de la Justicia Divina.

 “La justicia me vestía y me revestía, el derecho era mi manto y mi diadema. Yo era ojos para el ciego y pies para el cojo; era el padre de los pobres, el pleito del desconocido examinaba; quebraba las muelas del inicuo y arrancaba la presa de sus dientes.  A mí mismo me decía: en mi nido moriré, numerosos como arena serán mis días.  Mi raíz está regada por las aguas, el rocío se posa en mi ramaje; mi fama será siempre renovada y mi arco estará siempre tenso en mi mano”.              
                                                                                                                                      (Job 29, 14-20)

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