La Escalera de San José en la Capilla de Loreto
En 1877 un desconocido carpintero construyó una escalera “caracol” en una capilla de las Hermanas de Loreto en Nuevo México.
La escalera da dos giros
completos de 360º, tiene 33 escalones, se balancea como un resorte, no
tiene un centro definido, el carpintero no usó clavos y no se sabe de
donde provino la madera.
Los técnicos se maravillan de
los principios utilizados en la construcción, y la leyenda es que la
construyó el propio San José, porque el carpintero desconocido se
presentó a la Capilla luego que las hermanas habían terminado una Novena
pidiendo a San José la construcción de la escalera.
La historia de la Capilla de Loreto comenzó cuando el obispo Jean
Baptisite Lamy fue nombrado por la Iglesia al territorio de Nuevo México
in 1850. El Obispo Lamy, tratando de propagar la fe y llevar un sistema
educativo a este nuevo territorio, comenzó a escribir una carta de
petición de los sacerdotes, hermanos y monjas para buscar misioneros
para predicar y enseñar.
En 1852, respondiendo a la invitación del obispo, siete hermanas de
la comunidad de Loreto partieron de su casa madre en Kentucky, Estados
Unidos, para fundar un nuevo convento dedicado a educar niñas. Las
misioneras navegaron por el río Mississippi hasta Independence,
Missouri. Allí una de las hermanas se enfermó y tuvo que regresar a
Kentucky. Las restantes continuaron el largo viaje en carreta tirada por
caballos.
En una de las paradas para pasar la noche en las planicies de Kansas,
una banda de indios a caballo rodearon el pequeño campamento.
Misteriosamente, se retiraron sin causar ningún daño. Sin duda las
hermanas habían rezado fervorosamente. Pero esa misma noche una de las
hermanas murió (¿del susto?) y fue enterrada allí en una tumba sin
marcar.
Después de varios meses de viaje, las cinco hermanas llegaron a Santa
Fe e inmediatamente se establecieron en el centro del pueblo. Santa Fe
en aquel tiempo era un pequeña villa habitada principalmente por indios y
mexicanos.
Llevaban 20 años enseñando en la escuela cuando en 1873 el obispo
sugirió que construyesen una capilla. La obra, al estilo de la Sainte
Chapelle de París, tardó casi cinco años y le llamaron “Nuestra Señora
de la Luz”. Cuando estaba ya casi terminada, le avisaron a Magdalene, la
madre superiora, que, por un error del diseño, no había acceso al coro.
El arquitecto, P. Mouly, había planeado conectar el coro con el segundo
piso del convento pero nunca se hizo. No se podía poner una escalera
convencional porque tomaría demasiado espacio de la capilla.
Según la leyenda, para resolver el problema, las hermanas
ofrecieron una novena a San José. El último día de la novena, un señor
canoso llegó montado en un borrico a la puerta del convento. Traía un
baúl con herramientas y se ofreció a construir la escalera pero con una
condición: La superiora no debía jamás revelar su nombre. La madre
Magdalene aceptó y mandó a sus hermanas a no hablar con el caballero.
Las hermanas observaron con asombro el avance de la obra. Una vez
terminada, cuando iban a festejar al gentil carpintero, este desapareció
sin cobrar por su maravilloso trabajo. Pronto comenzaron a circular
comentarios de que San José había construido la escalera para las
hermanas.
La Milagrosa Escalera fue construida entre 1877 y 1881. Le tomó al
menos seis meses para construir, y tiene dos vueltas de 360 grados sin
medios visibles de apoyo.
Arquitectos, carpinteros, y demás gente se preguntó exactamente quién
es el artesano, y donde él había comprado sus materiales. Cada depósito
de madera en Nuevo México fue abordado y cuestionado, pero hasta hoy
nadie ha podido encontrar una factura. Nadie ha encontrado el nombre del
genio que construyó la escalera de la buhardilla. Muchos están de
acuerdo que la madera utilizada en la escalera era ajena a los Estados
Unidos. Los visitantes de Oriente Medio han afirmado que la madera
utilizada, les pertenece a ellos. Nadie ha sido capaz de identificar el
tipo de madera.
La escalera es de veinte y dos pies de alto, y tiene treinta y
tres escalones que forman dos vueltas circulares completos de 360
grados cada uno – sin la ayuda del centro. No hay absolutamente ningún
clavo. Toda la estructura se une con clavijas de madera. La madera se
empalma en siete lugares en el interior, y en nueve en el exterior. Cada
pieza forma una curva perfecta.
Profesionales de todo el mundo han venido a ver esta obra maestra, y no dejan de maravillarse ante su fortaleza y belleza.
Los escalones fueron utilizados cada día por más de ochenta y cinco
años. Cuando uno se sube a cada escalón, tiene una sensación de
movimiento vertical, como si la escalera fuera un resorte en espiral de
gran tamaño. Se dice que esta elasticidad es una parte del secreto de su
creador.
La Iglesia no tiene una posición oficial respecto a la misteriosa
escalera. La academia de Loreto cerró en 1968 y la propiedad junto con
la capilla se vendió en 1971. En la actualidad es un museo privado donde
celebran bodas y no esta vinculada a la Iglesia Católica.
Fuente: Padre Jordi Rivero para corazones.org y otras
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