martes, 4 de marzo de 2014

MENSAJES DADOS AL PADRE MELVIN DOUCETTE



MENSAJES DADOS AL PADRE MELVIN DOUCETTE

Jueves 6 de marzo de 2014

“Curación de un Leproso.”

(Lectura del Evangelio de San Mateo 8: 1–4)

“Al bajar de la montaña, le siguieron turbas numerosas.  Y entonces un leproso, acercándosele, se postró ante Él, diciendo: -‘Señor, si quieres puedes limpiarme.’  Y extendiendo su mano le tocó, diciendo: -‘Quiero, sé limpio.’  Y al punto desapareció la lepra.  Y Jesús le dijo: -‘Mira, no lo digas a nadie, sino ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio’.”

Queridos amigos:
         Ayer comenzó la Cuaresma.  Como era Miércoles de Cenizas, recibí las cenizas para comenzar este tiempo nuevo.  Estaré rezando por vosotros para que el Señor os dé gracias y dones especiales mientras viajáis hacia la tierra prometida.  También fui al velorio de mi tía Josephine, que será enterrada mañana a las 10:30 a.m.
(A continuación encontraréis el mensaje de Nuestro Señor y Salvador entregado al Padre Melvin.   Jesús le habló con estas palabras:)
“Sabéis, Mi hermano Melvin y todos Mis hermanos, que la lepra es una enfermedad horrible.  Destruye el cuerpo, especialmente la cara, los brazos, las manos y los pies, partes todas que se ven fácilmente.  La cara de alguien que tiene lepra se ve muy mal, y también se pueden perder los dedos o parte de las manos y los pies.
Vinieron a Mí muchos con esta enfermedad y Yo los curaba.  Una vez curados, quedaban restauradas todas las partes de sus cuerpos.
Existe también una lepra espiritual.  Se llama pecado mortal.  Cualquiera que comete un pecado mortal haciendo cosas horribles como el adulterio, el asesinato, demasiada bebida, drogarse, y muchos otros pecados, tendrá como resultado que su persona espiritual, especialmente su alma, su inteligencia y su voluntad, comenzarán a morir.  Esa persona vive en la oscuridad y no tiene ni paz, ni alegría ni amor.  Es probable que esté atormentado por el demonio, que puede habitar en su espíritu.  Sólo hay una persona capaz de curaros y haceros regresar a la salud.  Yo soy esa persona y estoy siempre dispuesto a hacerlo si el pecador se arrepiente de sus pecados.  La persona debe estar dispuesta a cambiar su vida y regresar a Mí.  Debe dejar de hacer las cosas horribles que está haciendo.  Después del arrepentimiento, debe ir a la Confesión y recibir la absolución del sacerdote y será completamente restaurado.  Si hacéis esto estaréis llenos de paz y alegría.  Os exhorto a todos a arrepentiros pronto de todos vuestros pecados, y a corregiros de lo que habéis hecho.  Os bendigo a todos.”

Padre Melvin


Sábado 8 de marzo de 2014

“Curación de la Suegra de Pedro.”

(Lectura del Evangelio de San Mateo 8: 14–22)

“Y entrando Jesús en casa de Pedro, vio que la suegra de éste estaba en cama con fiebre;  le tocó la mano y la fiebre la dejó, y ella, levantándose, se puso a servirles.
Al atardecer le trajeron muchos endemoniados, y con su palabra echó los espíritus y curó a todos los que tenían males, para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías: ‘Él tomó nuestras enfermedades y cargó con nuestras dolencias’.
Y viendo Jesús gran muchedumbre en derredor suyo, mandó pasar a la ribera opuesta.  Y un escriba se acercó a decirle: -‘Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.’  Le dijo Jesús: -‘Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo, nidos;  mas el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.’  Otro de sus discípulos le dijo: -‘Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.’  Pero Jesús le dijo: -‘Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.’.”

Queridos amigos:
         Deseo agradecer a todos los que rezaron por mi tía Josephine y a todos los que aún están rezando por mi cuñado Leo.  Le han estado tratando su úlcera en la espalda y ayer dijo que le duele menos.  Por favor seguid rezando por él.

(A continuación encontraréis el mensaje de Nuestra Madre Santísima entregado al Padre Melvin.   Ella le habló con estas palabras:)
“Os amo, Mi hijo Melvin y todos Mis hijos que creéis en Mi Hijo Jesús y Le seguís.  Cuando estuvo en la tierra curó a muchos enfermos.  De hecho, curó a todos los que le trajeron.  También curó a la suegra de San Pedro, que tenía fiebre.  Después de ser curada, sirvió a Mi Hijo y Sus Apóstoles.
Por las tardes, la gente solía reunirse alrededor de la casa donde estaba Jesús: Él salía y rezaba con todos los enfermos y echaba a los espíritus malignos que poseían a muchos.  ¡Qué alegría llenaba los corazones de estas personas al saber que estaban completamente curados o que habían sido liberados de esos horribles espíritus malignos!
Incluso en vuestros días, Jesús sigue sanando a los enfermos.  Te ha dado a ti, Mi hijo Melvin, el don de sanación;  hay muchos, en todos los países del mundo, que tienen este don.  Jesús es Quien sana, pues Su poder pasa a través del que tiene este don.  Todos los que creen en Mi Hijo, especialmente los enfermos, deberían acudir a los que han recibido este don para que recen sobre ellos: veréis que serán curados.  Sin embargo, es necesario que esos enfermos crean en Mi Hijo y crean que tiene el poder de sanar.  Amados hijos, seguidlo a Él que es vuestro Señor y Salvador.
Estoy rezando por todos vosotros, para que vuestra fe pueda aumentar y para que tengáis la fortaleza para evitar el mal y hacer el bien.  Rezo para que podáis decirle ‘no’ al maligno y dejarlo atrás.  Avanzad todos los días en vuestro camino hacia la tierra prometida.  Os bendigo y deseo que estéis todos conmigo en el cielo.”

Padre Melvin


Viernes 7 de marzo de 2014

“Curación del Siervo del Centurión.”

(Lectura del Evangelio de San Mateo 8: 5–13)

“Y habiendo entrado en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, suplicándole y diciéndole: -‘Señor, mi siervo yace en casa paralítico, sufriendo mucho.’  Y le dice Jesús: -‘Yo iré y le curaré.’  Y respondiendo el centurión, dijo: -‘Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo;  di sólo una palabra y mi siervo quedará sano.  Porque también yo soy un subordinado, pero tengo soldados a mi mando, y digo a éste: Ve, y va;  y a otro: Ven, y viene;  y a mi esclavo: Haz esto, y lo hace.’  Al oír esto, Jesús se maravilló, y dijo a los que le seguían: -‘En verdad os digo que en nadie de Israel he hallado tanta fe.  Os digo que vendrán muchos de oriente y de occidente y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos;  en cambio, los hijos del reino serán echados a las tinieblas de fuera: allí será el llanto y el rechinar de dientes.’  Entonces dijo Jesús al centurión: -‘Anda, y hágase contigo según creíste.’  Y en aquel momento quedó curado el siervo.”

Queridos amigos:
         Ayer fui al funeral de mi tía Josephine en nuestra parroquia.  Muchos miembros de la familia estaban presentes en la Santa Misa y todos rezamos por su ingreso al cielo.

(A continuación encontraréis el mensaje de Nuestro Señor, el Hijo de Dios, entregado al Padre Melvin.   Jesús le habló con estas palabras:)
“Habéis leído la Biblia, Mi hermano Melvin y todos Mis hermanos que vivís en cada país del mundo.  Sabéis que tengo el poder de sanar todo tipo de enfermedades y que cuando estaba en la tierra lo hice con mucha gente.  Realmente Me sorprendí cuando el centurión vino a pedirme que sanara a su siervo que sufría mucho.  Estaba dispuesto a ir a su casa a curarlo, pero el centurión sintió que no era digno de que Yo entrara en su casa porque sabía que Yo estaba bendecido por Dios.  Simplemente Me pidió que dijera una palabra y así su siervo sanaría.  ¡Qué gran fe tuvo este hombre!  Lo extraño fue que el centurión no era judío sino romano.  Cuando Yo veía tanta fe, no podía hacer más que pronunciar una palabra y sanar al enfermo.  Realmente, el siervo sanó al instante.
Hoy hay muchos en el mundo que tienen este don de sanación que Yo les he entregado.  Sus oraciones son muy poderosas pues Mi poder de sanación pasa a través de ellos.  Pueden curar a los enfermos de cualquier enfermedad, incluyendo el cáncer, enfermedades del corazón, ceguera, sordera y a los que no pueden caminar.  No existe la enfermedad que Yo no pueda curar.  Me gusta mostrar Mi amor por todos, especialmente por los enfermos, sanándolos.  Os bendigo y os amo a todos.”

Padre Melvin

Pequeño Santuario de Nuestra Señora de la Isla del Príncipe Eduardo
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