viernes, 15 de marzo de 2013

IMITACIÓN DE CRISTO

DE LA OBEDIENCIA Y SUJECIÓN
 
 
Gran cosa es estar en obediencia, vivir debajo de un superior y no tener voluntad propia. Mucho más seguro es estar en sujeción que en mando. Muchos están en obediencia más por necesidad que por caridad; los cuales tienen trabajo y ligeramente murmuran, y nunca tendrán libertad de ánimo si no se sujetan por Dios de todo corazón. Anda de una parte a otra, y no hallarás descanso sino en la humilde sujeción al superior. La imaginación y mudanza de lugar, a muchos ha engañado. 
 
Verdad es que cada uno se rige de buena gana por su propio parecer, y se inclina más a los que siguen su sentir. Mas si Dios está entre nosotros, necesario es que dejemos algunas veces nuestro parecer por el bien de la paz. ¿Quién es tan sabio que lo sepa todo enteramente? Pues no quieras confiar demasiado en tu opinión; más gusta también oír de buena gana el parecer de otro. Si tu parecer es bueno y lo dejas por Dios y sigues el ajeno, más aprovecharás de esta manera.
 
Porque muchas veces he oído decir ser más seguro oír y tomar consejo que darlo. Bien puede también acaecer que sea bueno el parecer de uno; mas no querer sentir con otros cuando la razón o la causa lo demandan, es señal de soberbia y terquedad.
IMITACIÓN DE CRISTO
Tomás de Kempis
 

CÓMO SE HA DE HUIR DE LA VANA ESPERANZA Y DE LA SOBERBIA

 
Vano es el que pone su esperanza en los hombres o en otra cosa creada. No te avergüences de servir a otros por amor a Jesucristo y parecer pobre en este siglo. No confíes en ti mismo, sino pon tu esperanza en Dios. Haz lo que puedas, y Dios favorecerá tu buena voluntad. No confíes en tu ciencia ni en la astucia de nadie, sino en la gracia de Dios que ayuda a los humildes y abate a los presumidos. 
 
Si tienes riquezas, no te gloríes en ellas ni en los amigos, aunque sean poderosos, síno en Dios, que todo lo da, y, sobre todo, desea darse a Sí mismo. No te ensalces por la gallardía y hermosura del cuerpo, que con pequeña enfermedad se destruye y afea. No te engrías de tu habilidad o ingenio, no sea que desagrades a Dios, de quien es todo bien natural que tuvieres. 
 
No te estimes por mejor que otros, porque no seas quizá tenido por peor delante de Díos, que sabe lo que hay en el hombre. No te ensoberbezcas de tus buenas obras, porque de otra manera son los juicios de Dios que los de los hombres, y a El muchas veces desagrada lo que a  estós les contenta. Si tuvieres algo bueno, piensa que son mejores los otros, porque así conserves la humildad. No te daña si te pusieres debajo de todos; mas es muy dañoso si te antepones a sólo uno. Continua paz tiene el humilde; mas en el corazón del soberbio hay emulación y saña frecuente.  
 
IMITACIÓN DE CRISTO
Tomás de Kempis

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