La misión que Dios nos da conlleva siempre una guerra espiritual
Es la batalla de Dios.
Muchos tienen claro que han recibido una misión de Dios para su vida, una promesa del Señor, una palabra profética para su vida, pero cuando tratan de seguir ese camino que se les profetizó, se encuentran con infinidad de trabas y problemas.
Y esto sucede porque la misión que
Dios les encomendó, la profecía sobre sus vidas, siempre conlleva a una
guerra espiritual con el maligno, que trata de entorpecer su camino y el
de Dios. La misión y la profecía que hay detrás, llevan a una guerra
espiritual.
LA MISIÓN DE DIOS PONE AL ENEMIGO EN LUCHA
La asignación de una misión, una palabra profética de Dios,
está anunciando su voluntad específica para usted. Las palabras de
edificación, de exhortación y consuelo no tienden a suscitar muchos
demonios, pero las profecías que lo direccionan o palabras
reveladoras acerca de sus tareas, o llamamientos o destinos, dan al
enemigo una nueva agenda.
En otras palabras, una vez que el enemigo tiene conocimiento sobre
donde Dios quiere llevarlo a Ud., él estará tratando de ponerle trampas a
lo largo de su camino para llegar allí, como un Judas para
traicionarlo, una enfermedad para reducir su velocidad, dificultades
financieras para asustarle, problemas de relación, o situaciones
estresantes que le hacen olvidar la profecía y apagar sus fuegos personales.
ESTO ES BÍBLICO
Dos ejemplos que enseguida vienen a la mente son el de David y el de José.
David fue el rey profetizado, ungido por Samuel en medio de sus hermanos (cf.
1 Sam. 16:13). Pero David pasó por el infierno y de regreso antes que
el acto profético se convirtiera en una realidad. Fue casi
inmediatamente sacado de su casa y se le asigna a convertirse en el
escudero del rey Saúl.Renglón seguido, se enfrentaba a la batalla de
todas las batallas con el gigante Goliat.
Cuando David derrotó a Goliat, Saúl se puso celoso y trató de
matarlo. David terminó huyendo al desierto y se encontró con todo tipo
de peligros en el camino, como el ejército de Saúl que lo perseguía. Sus
esposas fueron capturadas. Sus hombres se volvieron contra él. Los
salmos de David revelan las emociones de un hombre frente a la guerra
viendo su destino profético haciéndose realidad.
Luego está José. Él tuvo dos sueños proféticos como adolescente. Los dos sueños esencialmente indicaban que gobernaría sobre sus hermanos mayores. Cuando se enteraron la guerra comenzó.
Los hermanos de José lo tiraron a un pozo y lo vendieron como
esclavo. Fue acusado falsamente de intentar tratar de violar a la esposa
de Putifar. Y fue echado en la cárcel.
LAS MISMAS GUERRAS BÍBLICAS EN NUESTROS DÍAS
Entonces, cuando usted recibe una verdadera palabra profética de Dios, una misión y un camino, ella trae la guerra espiritual. Probablemente no va a ser perseguido por el desierto por un rey celoso, pero puede tener problemas en su parroquia.
Usted no puede ser vendido como esclavo, pero puede ser
traicionado por las personas más cercanas a usted. Usted tal vez no
pueda ser falsamente acusado de violación, pero puede ser falsamente
acusado de algo. Usted quizás no pueda ser puesto en la cárcel, pero
puede ser arrojado fuera de su zona de confort.
La guerra espiritual viene en todas las formas y tamaños. A veces
son niños desobedientes que se meten en problemas por haber perdido su
camino. A veces es la enfermedad de las presiones financieras
mencionadas antes. A veces es una batalla furiosa en su mente que le
hace morder el cebo del enemigo, generándole agotamiento, depresión,
confusión o algo más.
¿CÓMO ME MANEJO EN LA GUERRA?
Con la gracia de Dios, por supuesto, pero también tomando el consejo del apóstol Pablo a Timoteo
“Al darte estas recomendaciones,
Timoteo, hijo mío, pienso en las profecías que fueron pronunciadas sobre
ti; que ellas te guíen en el buen combate que debes realizar”. (1Tim. 1:18).
¿Qué es lo que prácticamente significa? Significa que sigas la
palabra profética sobre tu vida. Aunque una palabra profética no está a
la par con las Escrituras, una profecía que se ha juzgado verdadera puede ser utilizada como una espada en el reino espiritual para
luchar contra el enemigo. Después de todo, el enemigo no quiere que la
palabra profética suceda porque cuando lo hace la voluntad de Dios viene
a la tierra.
Si usted está en su camino y en guerra, espere. Recuerde, que
pasaron por lo menos 15 años entre la unción profética de David y el
reinado de David. Y alrededor de 13 años entre el sueño de José y su
promoción a primer ministro de Egipto.
Es probable que no tome tanto tiempo para que usted pueda ver los primeros frutos de esas palabras proféticas pronunciadas sobre su vida. Pero incluso si lo hace, no ceda a las estrategias del enemigo. Recuerde que esta es la batalla del Señor. Siga la palabra profética sobre su vida y continúe peleando la buena batalla de la fe.
Fuentes: Charisma News, Signos de estos Tiempos
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