miércoles, 22 de junio de 2011

¡EL FLAGELO DE LA HAMBRUNA SE APROXIMA!

 Agosto 3 de 2011 -   8:50 a.m.
LLAMADO URGENTE DE DIOS PADRE A LA HUMANIDAD



Pueblo mío, que mi paz esté con vosotros.

La humanidad llorará por las desgracias que se avecinan, muchos lugares de pecado serán borrados de la faz de la tierra.  Mi creación está gimiendo como mujer en parto y todos los elementos que la componen están clamando justicia.  El clima muy pronto enloquecerá, el flagelo de la hambruna se aproxima, la tierra sólo dará malos frutos.  Las naciones poderosas explotarán a las más débiles y acapararán los alimentos; la globalización será esclavitud para las naciones más pobres.  El agua, la sangre de mi creación, empezará a agotarse por los cambios climáticos que se presentarán, habrá grandes temporadas de calor que traerán sequía, y grandes temporadas de invierno que traerán desgracias y muertes.

La tierra se rebelará contra el hombre, el cosmos sufrirá grandes cambios, el sol os quemará y destruirá vuestros cultivos. La luna ya no protegerá la tierra, pues cada vez se está alejando más; los días serán calurosos y las noches serán heladas, la humanidad sentirá en carne propia todo el daño que le ha hecho al ecosistema.  Todo cambiará, la vida en la tierra ya no será la misma, el hambre se apoderará de los pueblos y los hombres enloquecerán por la falta de alimentos y agua.

El tercer y cuarto sello están por abrirse, la hambruna, las pestes y las plagas, acabarán con parte de la humanidad.  ¡Oh hijas de Sión, vestíos de sayal y entonad cánticos fúnebres, porque vuestros hijos mueren de hambre!. No hay harina para el pan, ni agua para amasarla; los buitres y las fieras salvajes esperan vuestra muerte para darse su festín.  ¡Que desolación, sólo llanto y dolor corren por las calles! La hija de mi pueblo ha sido violada y mancillada y su vergüenza cae sobre sus habitantes. Todo parece adormecido, los hombres esperan la muerte, pero esta se niega a escucharlos; la justicia divina ha comenzado, ¡pobre de ti, hija de mi pueblo, porque nadie te escuchará en el día de la desgracia!.

Los padres devorarán a sus hijos, las plagas, las pestes y el hambre, como fantasmas deambularán, trayendo la desolación y la muerte. ¡Oh, pueblo mío, los días de la prueba están cerca, el horno de la tribulación ya está encendido!. De nada os sirve clamar misericordia, acordaos que es tiempo de justicia y nadie os escuchará.  Nunca antes se había visto en la tierra tribulación alguna como ésta; alistaos pues pueblo mío, porque las trompetas están sonando y los sellos han comenzado a abrirse.  ¿Quién podrá resistir en el día de mi justicia?.  Recapacitad pueblo mío y retomad cuanto antes el sendero de vuestra salvación; orad, orad, orad, para que podáis sobrellevar mañana los días de mi purificación.  Que mi paz esté con vosotros, hombres de buena voluntad,  Soy vuestro Padre: Yhave, Señor del cielo y de la tierra.

Es urgente que deis a conocer este mensaje a los habitantes de la tierra.
Enoch

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