lunes, 9 de abril de 2012

MENSAJE A ENOCH


¡AY DE AQUELLOS QUE DICEN, NADA HA PASADO Y NADA NOS PASARÁ.  DIOS NO NOS HARÁ NI BIEN, NI MAL!



Abril 17 de 2012  – 8:50 a.m.
 

LLAMADO URGENTE DE DIOS PADRE A TODAS LAS  NACIONES

Hombres de buena voluntad, paz a vosotros.

¡Ay de aquellos que dicen, nada ha pasado y nada nos pasará.  Dios no nos hará ni bien, ni mal!.  ¡Oh, qué equivocados que estáis hijos del mundo!; os digo, que si no he desatado mi justicia es porque soy misericordioso y como Padre espero al hijo pródigo hasta el último minuto, a ver si recapacita, se arrepiente y vuelve a la casa paterna.  Ya mi creación hace mucho tiempo que clama:  Justicia, justicia, justicia y será mi justicia la que muy pronto derramaré, para que todo sea purificado y vuelva a reinar el orden y el derecho.

¡Oh, que insensatos sois; ¿os sentís muy seguros, porque nada ha pasado?, ¿Por qué mi justicia aún no ha comenzado?.  Os digo insensatos que no he descargado mi justicia sobre la humanidad, porque espero su conversión; bien sabéis que no me complazco con la muerte del pecador.  Pero veo en vosotros un pueblo de dura cerviz que necesita mi justicia para poder cambiar.  Vosotros pensáis como hombres, yo pienso como Dios; acordaos soy más Padre que Juez.  Espero como Padre que mi despertar de conciencias os sirva para recapacitar y volver a Mí, es mi última oportunidad, no la desaprovechéis.  Estáis viviendo las últimas campanadas de mi misericordia; aprovechad estos últimos instantes que aún os quedan de misericordia, para que os arrepintáis de corazón.  Porque mañana ya nadie os escuchará y será tarde para muchos.  Mi justicia, ¿quién podrá resistirla?.  Os estoy dando señales y mi creación viene gimiendo como mujer de parto en varios lugares, a ver si vais tomando conciencia; pero no, seguís sordos y ciegos a mis llamados; ¿qué será de vosotras criaturas, cuando desencadene mi justa ira?.  Ahí si os daréis golpes de pecho y clamaréis al cielo misericordia y ya no vais a ser escuchados.

En el tiempo de mi justicia ningún mortal estará seguro, porque el que quiere salvar su vida la perderá, más el que la pierda por Mí, la encontrará.  Muchos últimos serán primeros y muchos primeros, serán últimos, porque sin Dios no sois nada.  Os digo mortales:  ¿qué sabéis vosotros de mi Misericordia?.  Muchos de vosotros presumís de sabios y negáis mi existencia; todo lo juzgáis bajo la óptica de vuestro razonamiento humano y sabiduría mundana, incluso las obras de Dios; os digo, que vuestra sabiduría y discernimiento humano son basura ante mis ojos.  Juzgad las cosas del mundo con  vuestro discernimiento humano, pero los asuntos de Dios no los discernáis humanamente porque solo el Espíritu de la verdad puede revelarlos.  No juguéis a ser dioses, dejad de estar manipulando mi creación y mis criaturas; muy pronto me conoceréis no como Padre, sino como Justo Juez.  Entonces sabréis que soy el único y verdadero Dios, Señor de las Naciones y Dios de dioses.

Me entristece ver mi creación como me la estáis convirtiendo en un desierto, por vuestras injusticias y ansías de poder.  Mi creación yace enferma y desolada, sino intervengo vosotros la destruiréis.  ¿Cuántas vidas se interrumpen en los vientres de las madres asesinas?.  ¿Cuántas naciones hoy se debaten en la miseria absoluta?.  Una minoría explota y esclaviza a la inmensa mayoría.  Os digo, que no permitiré más estas injusticias; vuestro reinado está por terminar dioses de barro.  Mi tierra le será dada en herencia a mi pueblo elegido; mi Nueva Jerusalén espera por mis justos y fieles hijos.

Vosotros Epulones ya disfrutasteis y malgastasteis en este mundo vuestros talentos y no tuvisteis en cuenta a mis Lázaros.  Ya se acerca el tiempo de mi justicia; todo se ha cumplido.  Arrepentíos y convertíos porque el reino de Dios está cerca.  De nuevo os digo, paz a vosotros, hombres de buena voluntad.  Soy vuestro Padre, Yahvé.  Señor de cielos y tierra.  Justo Juez.

Dad a conocer mis mensajes a todas las naciones.

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