miércoles, 14 de noviembre de 2012

CARTA A LOS HERMANOS EN CRISTO JESÚS, EL REY DE REYES, EL DIOS VERDADERO DE DIOS VERDADERO. (RELACIONADO CON LA UNIÓN DE LOS CENÁCULOS)

CARTA A LOS HERMANOS EN CRISTO JESÚS, EL REY DE REYES, EL DIOS VERDADERO DE DIOS VERDADERO. (RELACIONADO CON LA UNIÓN DE LOS CENÁCULOS)

 Buenos Aires, sábado 20 de noviembre de 2012.
 
 Estimados hermanos:
                                          Que la paz del Señor esté con Ustedes. Con mucho dolor y padecimiento les escribo en Nombre del Señor, la presión de sectores de alto poder nos han pedido que borremos los mensajes de la Santa Madre, de todas los sectores de internet, si tal pedido no es llevado a cabo la reunión de los cenáculos es cancelada. La presión sobre los hermanos, especialmente sobre Antonio y las hermanas de Schonstatt es terrible. Ante tal situación, se me aconseja cancelar la reunión. Entonces con lágrimas comprendí el pedido.
                                           Ayer a la tarde (viernes), fui a visitar a Nuestro Señor y Nuestra Señora en la Santa Misa, para pedir asistencia. La Misa fue celebrada por un sacerdote santo que vive con amor y solemnidad cada instante del ritual del sacrificio perpetuo, que viste su atuendo sacerdotal sin avergonzarse y que entrega a los fieles el Cuerpo de Cristo empapado en vino, la Sangre de Nuestro Señor.

 Una vez terminada la Santa Misa, me dirijo al Sagrario para acompañar al Señor y llorar sin vergüenza, donde me habla, haciéndome tres preguntas:

 El Señor: Hijo mío. ¿Dudarías y negarías Mis mensajes y los de Mi Madre?.
 Respuesta: No, Señor mío. No puedo negarlos, porque estoy convencido y con mi vida los afirmo. Porque estoy convencido que solo los mensajes y revelaciones verdaderos del Cielo, llevan a los hermanos a la Santa Iglesia, donde se afirma la vida sacramental, oración del Santo Rosario, vivir la Sagrada Escritura, la Confesión, Ayuno y Santa Misa. ¿Acaso Señor mío, eso no es suficiente para demostrar la autenticidad?.

 El Señor: Hijo mío. ¿Me negarías a Mi y a Mi Madre?.
 Respuesta: No, Señor mío. Si los niego, estoy negando los mensajes y si niego los mensajes, los niego a Ustedes. No haré tal cosa Señor mío, si es eso lo que desean los enemigos,  no lo haré.

El Señor: Hijo mío. ¿Tus lágrimas por quienes son, son por ti, por el qué dirán?.
 Respuesta: No, mi amado Señor. Son por todas aquellos hermanos que habían encendido la esperanza de unirse en el amor de Jesús y de María, hermanos que nuevamente habían encontrado una luz en el camino, María Reina, y de pronto, Señor Mío, el egoísmo y dureza de corazón de los hombres, amantes del mundo, se interpone ante tanta bondad. No lloro por mi, amado Señor, lloro por ellos y por Tu Madre, Señor Mío, veo su Corazón traspasado y su rostro triste, y eso no lo puedo soportar. Ah, Señor Mío, no nos abandone en este momento de tormenta. Mi hermano Antonio, está aturdido y cansado, sus fuerzas lo abandonan y no puede avanzar más. ¿Qué hacemos Señor?. Hay tantas ovejas que desean encontrarte en la Eucaristía bajo el amparo del manto de Nuestra Señora, cansadas de tanto esperar y luchar.

 El Señor: Por no haberme negado a Mi y a mi Madre, la corona de los justos está reservada para ti y para todos aquellos que han confiado en mis mensajeros y en los mensajes que he dictado por medio de ustedes, mis fieles amigos. Se fuerte amado niño, Yo intercederé por ofender a Mi Madre. Ella te ha dicho que por la dureza del corazón de tu nación, las naciones vecinas y del mundo, se convertirán, verán lo que tu pueblo no ve, así será. El Reino de los Cielos está cerca nuevamente, ni fundamentado los mensajes con los pilares verdaderos que defienden y ponen de manifiesto la verdadera Iglesia Cristiana y Católica, Mi Iglesia, mensajes que advierten el camino torcido por el cual transcurre mi Iglesia, especialmente mi sacerdotes, religiosos y religiosas, ni aún así son divisados. La han convertido en un mercado, gustando de sus manjares y placeres, olvidando a su Dios y a sus ovejas que piden a gritos una mano de auxilio. Hipócritas, se han levantado en mi contra, cuando persiguen, desprecian y maltratan a mis ovejas fieles, lo hacen conmigo. ¿Tendré compasión con ustedes mis almas consagradas?. Les aseguro que en el Día del Juicio, las naciones que respondieron a Mi llamado por medio de Mi Amada Madre, la siempre María, seré menos severo con ellas que contigo, clero argentino; te haz atrevido a entorpecer y perseguir a mis voces, pero cuando ellos callen, Yo hablaré por ellos y ahora lo haré, te haz atrevido hacerlos callar, humillarlos y despreciarlos con vuestras ciencias y falsas acusaciones. Pero llega la hora del fin de las perversidades y la suciedad en las que han sumergido a Mi Iglesia. Pactaron con el enemigo y en vez de ser los defensores y pastores de las ovejas que en ella residen, les cerraron sus puertas  y se convirtieron en cazadores y opresores con aquel que pactaron. Vuestra arrogancia ha llegado hasta el límite, tantas veces les he advertido y he llamado con amor por medio de mis mensajeros, que enderecen sus senderos hacia la imitación al Hijo de Dios, pobre, peregrino, misericordioso y amoroso con el más desvalido, no solo al que carece de lo material, sino también las más importantes, al carente de las riquezas espirituales. Mi Iglesia Universal, ha sido convertida en tierra de pantanos y festines dedicados a los dioses de este mundo. En el Día del Juicio, las naciones que sí escucharon mi llamado, serán los jueces de Argentina. Pero la promesa de mi Padre debe cumplirse, es tierra elegida para albergar a los míos en la hora de la persecución, la más intensa, la cual se aproxima en un abrir y cerrar de ojos, para muchos de mis hijitos ha comenzado y sus dolores traspasan las bóvedas del Cielo. Mi Padre y el Santo Espíritu no soportan ver las atrocidades que se cometen contra su pueblo fiel. Llega la hora grande de Justicia y Clero argentino, se te da una oportunidad más con el pedido de Mi Madre, abre tu corazón de piedra al Amor que golpea su puerta. ¿Por qué atemorizas a los míos?. Soy el Verbo Encarnado y por lo tanto al ser  Verbo todo lo que de Mi boca sale, se cumple. Porque las palabras y obras del hombres pasarán pero las palabras Mías no pasarán. Finalizada la fecha pedida por mi Madre, y no se ha cumplido Su pedido, Mi pedido, el de los Sagrados Corazones, entonces sabrán de mi Mano de Justicia, entregaré sus lujosas Iglesias y templos en manos de malhechores para que las merodeen y las incendien, y las conviertan en un instante en recuerdos, y a ustedes, sacerdotes y obispos desobedientes que cambiaron mi Iglesia en una empresa, los entregaré a juicio en manos de sus propios enemigos con los cuales pactaron. Crean en Mis Palabras, por lo menos permitan que la duda les deje una brecha, por donde Yo pueda ingresar y mostrarles la verdad. Verdad rechazada. Piensan que Soy un Dios que debo ser tomado a la ligera, un Dios que todo lo permite y deja que mancillen su Santa Iglesia. Les aseguro mis almas consagradas, que será restaurada con dolor, y verán a aquellos que despreciaron por ser pobres, tratados como ignorantes, carentes de ciencia del mundo, elevados en el Reino del Cielo, coronados por el Rey de Reyes y la Reina de todo lo Creado. Entonces, vuestras lágrimas surcarán el suelo y con tristeza, les digo, será muy tarde para muchas de ustedes. Pongan a prueba los escritos dictados a mis mensajeros, y vuestros gritos de desesperación serán escuchados por muchos, se golpearán el pecho y agarrarán sus cabezas, confundidos y atormentados, sin encontrar una respuesta.
 Y tu hijo mío, no temas en ningún instante, he probado tu fidelidad hasta el extremo, y pronto. Haz conocer este mensaje y díselo a mi hijo predilecto con el cual hablarás ahora y te confesarás.  Dile que las almas consagradas fieles serán dignas de ingresar a la Casa de Mi Padre y dile a mi pueblo disperso en tu nación y en el mundo, que el Rey de las Naciones ha hablado. Nada de este mundo, ni las fuerzas infernales podrán detener el Plan Divino. Si no se cumple el pedido de Mi Madre, las directrices serán recibidas por mis hijos de una manera u otra, porque lo que parece imposible para los hombres, para Dios no lo es. No desesperen, calma, paciencia  y confianza en Su Señor y Señora. No se desanimen, manténganse firmes hasta el fin, porque el Señor de Señores se ha levantado de Su Trono, Mi Padre Celestial ha dado la orden de tomar el báculo de Justicia y probar la fe las naciones, de sacudir la tierra y destruir las obras de los hombres, y solo dejar las de Dios. Ya voy en camino naciones de la tierra, preparen sus ropas, que sean livianas como sus calzados, porque llamaré entre ustedes a los míos, verán como las columnas se congregan a mi llamado, pero para ello limpiaré Mi tierra donde los esperaré con Mi Madre. Iglesia mía, limpia y sacude tus ropas porque estás cubierta con polvo de cementerio, escucha Mis Palabras, haz penitencia y pide perdón para que Yo tenga piedad y la misericordia no sea negada. Podrán negar, perseguir y matar a los míos, pero ellos, bajo Mi amparo triunfarán. Amado rebaño, no te desanimes, cuando pareciera que la derrota es segura, vuestro Señor, al ser crucificado a los ojos del mundo, el enemigo se sintió victorioso al verme muerto en la cruz, pero cuando Mi Corazón fue traspasado derramando infinito amor por las almas, toda la creación se estremeció, el infierno tembló y la seguridad del demonio fue demolida. Muchas de mis ovejas salieron despavoridas al ver su Señor pendiendo de la cruz, el miedo las invadió y me dejaron solo junto a mi Madre y Juan, el Apóstol amado; pido a mis ovejas que sean fuertes en estos tiempos decisivos para la humanidad a defender con valentía a mi Iglesia, a su Señor, la Verdad de las verdades no puede ser negada, es hora de no callarse, de expresar aquello que el mundo no desea escuchar, hablen siempre con amor, sin alterarse, sin miedo, confiados que el Santo Espíritu hablará por ustedes. Sean valientes, no teman cuando sus sacerdotes los desprecian porque Yo, el Señor no los despreciará frente al Padre, sino que los llamaré por sus nombres, porque Mi Madre ya me los presentó, y ante Dios y los ángeles y los Santos los reconoceré como hijos del Altísimo. Sean pacientes, luchen por lo que es bueno en el Amor de Dios. Vivan la Santa Misa, y recíbame y Yo los recibiré a Ustedes. Desde el Santuario de Schonstatt se cumplirá lo prometido, porque Mis promesas no pasan, se cumplen y las transmito a quien me plazca, por eso he entregado mi vida por ustedes.  Yo hablaré por Ustedes.

                                           Una vez terminada el dialogo con el Señor, me dirijo al sacerdote, con gran dolor y llanto, me confieso y luego le comento todo lo que estaba pasando, y me dice que todavía hay esperanzas confirmando lo dicho por el Señor en el Sagrario.

                                          Sepan hermanos amados, no quiero ni deseo que crean en mi, sino en el Señor y en la Señora, María Reina, nada más que eso, deben saber que por amor que tengo a los Sagrados Corazones y a mis hermanos, NO NEGARÉ LOS MENSAJES, PORQUE SI LO HAGO NIEGO AL SEÑOR Y A SU SANTA MADRE, SI LA IGLESIA ME PIDE QUE ME LLAME AL SILENCIO, POR OBEDIENCIA LO HARÉ, PERO NO LOS NEGARÉ ASÍ ME OCACIONEN GRANDES DOLORES.

A SABER ESTIMADOS HERMANOS, SI VEO LA VERDAD EN ELLOS (EN LOS DICTADO) QUE ME CONDUCEN A CUMPLIR LOS SACRAMENTOS, LA CONFESIÓN Y RECONCILIACIÓN CON EL SEÑOR, ESCUCHANDO SU BUEN CONSEJO EN SU SAGRADA ESCRITURA, Y ABRAZÁNDOLO EN LA SANTA MISA, RECONOCIÉNDOLO COMO EL HIJO DE DIOS, MI SALVADOR Y SEÑOR DE SEÑORES, Y A MARÍA, SU SANTA MADRE, COMO MADRE NUESTRA Y REINA DE TODA LA CREACIÓN, ENTONCES QUE ASÍ SEA. Sepan que vuestro hermano, estoy con ustedes en las oraciones a los pies del Señor y de María, para que los cuide y los proteja, sigan con el pedido de la Santa Madre de Dios, oren por durante estos siete días. No se desanimen, si el Señor confía en nosotros, entonces porque no confiar en Él. Quien les escribe, si les sirve de algo, no desconfía de Ustedes, si el Señor no lo hace, ¿entonces quién soy yo para hacerlo?.

                                          Pido perdón a todos los hermanos y hermanas, por estos malos momentos, de rodillas me coloco ante ustedes. Pido perdón por todos los inconvenientes causados, que cada uno descubra la verdad de este escrito frente al Santísimo, si la descubren bienaventurados en el Señor. Pido de sus dulces oraciones más que nunca, las necesito junto con todos mis hermanos.
                                           Gustavo

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