¿Porqué apareció María en Garabandal como:
“Nuestra Señora del Monte Carmelo”?
Por el Padre Alfred Combe
“Al
fin empezamos a ver porqué la bendita Virgen vino a Garabandal como
Nuestra Señora del Monte Carmelo –ese símbolo de protección materna, de
fe y de conversión–.
En una locución el 20 de julio de 1963, Nuestro Señor dijo a Conchita que como resultado del milagro “Rusia se convertirá y todos amarán nuestros Corazones.” Con sólo meditar sobre esto comprobamos que no podemos siquiera imaginar todo el impacto que los hechos de Garabandal tendrán en el mundo.
Tal vez el verdadero significado del título que tomó la bendita Madre en Garabandal deba quedar reservado al futuro.
Y
he aquí un detalle que merece atención: de un lado del escapulario que
llevaba la Virgen en su muñeca en Garabandal había una cruz; del
otro lado había un monte”.
Cuando
Nuestra Señora aparece a sus hijos en tierra bajo una advocación
determinada, es en general con un propósito concreto. Cuando en 1858, en
Lourdes,
la joven Bernadette Soubirous preguntó a “la hermosa señora” quién era,
ella respondió: “Soy la Inmaculada Concepción ”. Evidente ratificación
del dogma de la Inmaculada Concepción proclamado, unos pocos años antes
(en 1854) por el papa Pío IX.
En
1917 Nuestra Señora vino a Fátima como “La Señora del Rosario”, para
destacar esa tan poderosa oración e instarnos a usarla para pedir el
perdón
de Dios y la ayuda y protección de Nuestra Señora ante los hechos
catastróficos que se avecinaban con la segunda guerra mundial y la
difusión del comunismo ateo.
¿Porqué
entonces se presentó la Virgen a su llegada a Garabandal como “Nuestra
Señora del Monte Carmelo”? ¿Qué significa ese nombre para los cristianos
de hoy día?
Un tema divino
Mirando de nuevo a Lourdes
empezamos a vislumbrar un tema divino en desarrollo. La bendita Virgen
hizo su última aparición en Lourdes el 16 de julio de 1858, en la fiesta
Nuestra Señora el Monte Carmelo. Durante la aparición
final en Fátima, el 13 de octubre de 1917, durante el “milagro del sol”,
la Virgen apareció primero como había estado apareciendo a los tres
niños pastores, con su corazón doliente visible. Y luego apareció como
Nuestra Señora del Monte Carmelo, con “algo colgando
de su mano derecha.” Sin duda “algo” era el escapulario. Cuarenticuatro
años más tarde Nuestra Señora apareció en el villorrio montañés de San
Sebastián de Garabandal, en el norte de España, con un prominente
escapulario marrón atado a la muñeca derecha.
Título y Sacramento
En 1251 María, teniendo un
escapulario en la mano, apareció como Nuestra Señora del Monte Carmelo
ante san Simón Stock, General de los monjes Carmelitas, y le inspiró la
creación de una cofradía cuyos miembros deberían
llevar el escapulario y dedicarse al servicio de la Virgen. Desde
entonces, el título “Nuestra Señora del Monte Carmelo” y el escapulario
han permanecido inseparablemente vinculados.
Es también tradición entre los
carmelitas que cuando Elías (el profeta del monte Carmelo) cubrió con su
manto a Eliseo para impartirle su espíritu, su acto era una
prefiguración de la Virgen cubriendo a sus hijos con el
escapulario. Es de la más alta importancia para los católicos que viven
hoy, cuando entramos en horas tenebrosas para la humanidad, el estar
consagrados por el escapulario a la Madre celestial, y así puestos bajo
el manto de su protección. En el mismo sentido
reza una profecía atribuida a Santo Domingo: “Vendrá un día en que por
el rosario y el escapulario Nuestra Señora salvará al mundo. “
Pero, aparte de esta vinculación con el escapulario ¿tiene el título “Nuestra Señora del Monte Carmelo” algún otro significado?
Carmelo – símbolo de belleza
El Carmelo es una montaña de
antigua fama próxima a la moderna Haifa. Su nombre hebreo significa
“jardín” o “vergel”. Se lo llamaba así en épocas remotas, debido a sus
faldas bien irrigadas, cubiertas de abundante y variada
vegetación. De modo que su nombre entró al verso bíblico como
encarnación de las ideas de belleza y abundancia. En el cántico de
Salomón, el novio, deslumbrado ante la belleza de la novia, le dice:
“Llevas alta la cabeza, como el Carmelo…¡Qué hermosa eres!
¡Oh amor, oh deleite!”
Anunciando la liberación de
Israel, Isaías profetizaba: “Le será dada la gloria del Líbano, la
hermosura del Carmelo y del Sarón. Se verá la gloria de Yavé y la
magnificencia de nuestro Dios.” En su piedad, inspirada por
el Espíritu Santo, la Iglesia tomó esta imagen bíblica para describir a
la bendita Virgen , “Flor del Carmelo, viña fructífera, esplendor del
cielo.” Y de veras que en Garabandal las cuatro niñas videntes estaban
en éxtasis ante Nuestra Señora del Carmelo,
arrobadas por su belleza. Así, por su título, Nuestra Señora del Monte
Carmelo, la bendita Virgen , la enteramente hermosa, enteramente santa,
enteramente buena, la alegría de Dios nos recuerda, como en el
Magnificat, las maravillas que Dios hizo para ella
– y para nosotros. Si trata, por su belleza, de atraernos a su corazón
¿no es para hacernos oír su mensaje de salvación y atenernos a él?
El Carmelo, símbolo de fe
Así como el monte Horeb, en el
Sinaí, nos recuerda a Moisés y la Ley, el monte Carmelo evoca a Elías y
los profetas. Es el Monte Sagrado, el monte inspirado.
En la época de Elías, el reino de
Israel se encontraba en estado calamitoso. Falsos sacerdotes y profetas
por centenares, protegidos por la corte, predicaban abiertamente el
culto de Baal. Además de esta idolatría menudeaban
la corrupción, la injusticia y el crimen. Esta situación amenazaba aún
al fundamento de la fe de Israel.
Hombre de fe
Fue entonces cuando apareció
Elías. Solo frente a los sacerdotes y profetas de Baal, solo frente al
rey y al pueblo, solo frente a las fuerzas de descomposición, Elías
surgió como un campeón de lo absoluto. Hombre de oración
y de penitencia, de contemplación y de acción, de osadía y de humildad,
incorruptible ante los grandes, compasivo con el pobre y el viudo,
consumido por el fuego de Dios, Elías predicó la conversión al Dios vivo
de Abraham, Isac y Jacob.
Después que todo Israel se hubo
plegado al culto de Baal, Elías reunió a toda la población y a los 450
falsos profetas en el monte Carmelo y propuso una prueba. Tanto él como
los falsos profetas implorarían a Baal para
que mandase fuego y luego Elías imploraría al Señor. Todos convinieron
en que el sacrificio que se encendiera revelaría al verdadero Dios. Los
profetas de Baal, tras largas horas de preparación, de danzas en
derredor del altar y de penitencias cortándose con
espadas, fueron incapaces de conjurar fuego alguno. Luego Elías imploró
al Señor y bajó del cielo un fuego que consumió, no sólo el sacrificio,
sino también el altar. Y viendo esto los israelitas, se postraron en
adoración del verdadero Dios.
Gran popularidad trajo esto a
Elías y su nombre quedó definitivamente ligado al del monte Carmelo y a
su prueba espectacular en testimonio de Dios. Desde entonces, el monte
Carmelo ha quedado como un símbolo de conversión
y de retorno a Dios.
Falsos profetas
Falsos profetas
Hoy todas las fuerzas del mal se
conjuran contra nuestra fe cristiana, a veces abiertamente, más
frecuentemente disfrazadas de profetas o como lobos vestidos de ovejas.
Los falsos profetas atacan nuestros dogmas más consagrados
y se empeñan en desvirtuar los más importantes valores místicos,
ascéticos, morales, espirituales y humanos de nuestro tiempo.
Mujer de fe
Como Elías, pero más que Elías,
por ser reina de los profetas, María nos repite la palabra perdurable de
Dios. “Debéis convertiros” (Actos, 3:19.) En Garabandal dijo: “Debemos
hacer mucha penitencia. Si no cambiamos, nos
vendrá un castigo.” Nos recuerda lo absoluto en la Eucaristía y en el
sacerdocio. “Debemos visitar frecuentemente al Santísimo
Sacramento…Muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el camino de
la perdición.” Como co-redentora nos presenta lo absoluto
de la Cruz y del sacrificio. ”Debemos hacer muchos sacrificios…Pensad en
la pasión de Jesús.” Y como es la Inmaculada, nos llama a la
perfección. “Ante todo, debemos ser muy buenos.”
La clave
Al
fin empezamos a ver porqué la bendita Virgen vino a Garabandal como
Nuestra Señora del Monte Carmelo – ese símbolo de protección materna, de
fe y de conversión.
En una locución el 20 de julio de 1963, Nuestro Señor dijo a Conchita que como resultado del milagro “Rusia se convertirá y todos amarán nuestros Corazones.” Con sólo meditar sobre esto comprobamos que no podemos siquiera imaginar todo el impacto que los hechos de Garabandal tendrán en el mundo. Tal vez el verdadero significado del título que tomó la bendita Madre en Garabandal deba quedar reservado al futuro. Y he aquí un detalle que merece atención: de un lado del escapulario que llevaba la Virgen en su muñeca en Garabandal había una cruz; del otro lado había un monte.
En una locución el 20 de julio de 1963, Nuestro Señor dijo a Conchita que como resultado del milagro “Rusia se convertirá y todos amarán nuestros Corazones.” Con sólo meditar sobre esto comprobamos que no podemos siquiera imaginar todo el impacto que los hechos de Garabandal tendrán en el mundo. Tal vez el verdadero significado del título que tomó la bendita Madre en Garabandal deba quedar reservado al futuro. Y he aquí un detalle que merece atención: de un lado del escapulario que llevaba la Virgen en su muñeca en Garabandal había una cruz; del otro lado había un monte.
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