El purgatorio tiene distintos niveles
Revelación de un alma religiosa purgante.
Esta revelación de una religiosa en el purgatorio a otra religiosa en la tierra señala que hay distintos tipos de purgatorio. Y deja sobrevolando estas preguntas para quienes seamos llevados a purificarnos luego de la muerte: ¿tendremos suficientes oraciones por nosotros en la tierra?, ¿serán nuestros pecados no expiados en la tierra tan graves para que seamos condenados a un período en el que no nos lleguen las oraciones?
“Sé cuando se ora por mí, y es lo mismo con todas las otras almas aquí en el Purgatorio. A
muy pocos de nosotros llegan oraciones, la mayoría de nosotros estamos
totalmente abandonados, sin ningún pensamiento u oraciones ofrecidas
para nosotros por los de la tierra” (Mensaje de un alma del Purgatorio)
DEL MANUSCRITO DE LA HERMANA M. DE L.C., ESCRITO ENTRE 1874-1890
Para tener una idea de cómo se organiza el Purgatorio, podemos
obtener una buena vista a partir de una monja de Francia, que había
fallecido el 22 de febrero 1871 a la edad de 36 años, y 2-1/2 años más tarde (en noviembre de 1873) ella comenzó a aparecer desde el Purgatorio a una monja compañera en su convento,
llamada Sor M. de L.C. (en el manuscrito el nombre es anónimo para
proteger la identidad de las monjas, ya que el manuscrito fue publicado,
mientras que la monja todavía vivía) como se relata en el folleto, “Un manuscrito inédito sobre el Purgatorio”, publicado por la Sociedad de Reparación del Inmaculado Corazón de María, Inc., 2002.
Ella manifiesta:
Les puedo decir acerca de los diferentes niveles de Purgatorio porque he pasado a través de ellos. En
el Purgatorio grande hay varios estados. El más bajo y más doloroso, es
como un infierno temporal, y aquí están los pecadores que han cometido
crímenes terribles en la vida y cuya muerte les sorprendió en ese estado. Fue
casi un milagro que se salvaran, y con frecuencia lo lograron por las
oraciones de sus santos padres u otras personas piadosas. A veces ni
siquiera tuvieron tiempo para confesar sus pecados y el mundo los creyó
perdidos, pero Dios, cuya misericordia es infinita, les dio en el
momento de la muerte, la contrición necesaria para su salvación en razón
de una o más acciones buenas que realizaron durante la vida. Para esas
almas, el purgatorio es terrible. Es un verdadero infierno, con la
diferencia de que en el infierno se maldice a Dios, mientras que nosotros le bendecimos y le damos gracias por habernos salvado.
Al lado de estas vienen las almas, que aunque no cometieron crímenes grandes como las demás, fueron indiferentes a Dios. No
cumplieron con sus deberes de Semana Santa y se convirtieron también en
el momento de la muerte. Muchos no pudieron recibir la Sagrada
Comunión. Ellos están en el Purgatorio por los largos años de
indiferencia. Ellos sufren de dolores sin precedentes y son abandonados, sin la oración o si alguien reza por ellos, no se les permite sacar provecho de ellas. Hay
en este estado del Purgatorio, religiosos de ambos sexos, que eran
tibios, negligentes en sus funciones, indiferentes a Jesús, también
sacerdotes que no ejercieron el sagrado ministerio con la debida
reverencia a la majestad soberana y que no inculcaron el amor
suficientemente a Dios en las almas confiadas a su cuidado. Yo estaba en
esta etapa del Purgatorio.
EL SEGUNDO PURGATORIO
En el segundo purgatorio están las almas de aquellos que
murieron con los pecados veniales no totalmente expiados antes de la
muerte, o con los pecados mortales que han sido perdonados,
pero que no han hecho la entera satisfacción de la Justicia Divina. En
esta parte del Purgatorio, también hay diferentes grados de acuerdo a
los méritos de cada alma.
Así, el purgatorio de las almas consagradas, o de aquellos que han recibido gracias más abundantes, es más largo y mucho más doloroso que el de la gente común del mundo.
EL UMBRAL
Por último, existe el purgatorio de deseo que se llama el Umbral. Muy pocos escapan a este. Para evitarlo, se debe tener un ardiente deseo del Cielo y de la visión de Dios. Eso
es raro, más raro de lo que la gente piensa, ya que incluso las
personas piadosas tienen miedo de Dios y no tienen, por lo tanto, un
deseo suficientemente fuerte de ir al Cielo.
Este Purgatorio tiene su martirio, muy doloroso, como los demás; la privación de la vista de nuestro amado Jesús se suma a los intensos sufrimientos”.
OTRA EXPLICACIÓN DE LOS NIVELES DEL PURGATORIO DE ESTE MISMO LIBRO
Retiro, Agosto 1878.
Los grandes pecadores que fueron indiferentes a Dios, y los
religiosos que no fueron lo que deberían haber sido están en el estado
más bajo del Purgatorio. Mientras están allí, las oraciones ofrecidas por ellos no se aplican a ellos.
Debido a que han ignorado a Dios durante su vida, ahora en su turno,
los dejan abandonados, a fin de que puedan reparar sus vidas negligentes
y sin valor. Mientras que en la tierra no pudieron pintar ni imaginar
que Dios realmente existe, nosotros (en el Purgatorio) conocemos y
comprendemos lo que Dios realmente es, porque nuestras almas están
libres de todos los lazos que las cautivaban y les impedían darse cuenta
de la santidad y majestad de Dios y su gran misericordia. Somos
mártires, consumidos como si fuera por amor. Una fuerza irresistible nos
atrae hacia Dios, que es nuestro centro, pero al mismo tiempo, otra
fuerza nos empuja de nuevo a nuestro lugar de expiación.
Estamos en el estado de no poder satisfacer nuestros anhelos. ¡Oh,
qué sufrimiento que es!, pero lo deseamos y no hay murmuración contra
Dios aquí. Queremos solamente lo que Dios quiere. En la tierra, sin
embargo, no se puede comprender lo que tenemos que soportar. Estoy muy
aliviada porque ya no estoy en el fuego. Tengo ahora sólo el deseo
insaciable de ver a Dios, un sufrimiento muy cruel, pero creo que al
final mi exilio está a la mano y que pronto voy a salir de este lugar
donde extraño a Dios con todo mi corazón. Lo conozco bien, me siento más
a gusto, pero yo no te puedo decir el día ni la hora de mi
liberación. Sólo Dios lo sabe. Puede ser que tenga todavía muchos años
de anhelo por el cielo. Continúa orando, yo te lo pagaré más adelante,
aunque yo rezo mucho por ti ahora.
¿Por qué es que yo rezo con menos fervor para ti de lo que yo oro por los demás y muchas veces se me olvida recomendarte?
No te preocupes por eso. Se trata de un castigo para mí.
Incluso si tú oras más no debería haber ningún alivio. Dios lo quiere así. Si Él quiere que ores más Él te inspirará a hacerlo. Vuelvo
a repetir, no te preocupes por mí. Nunca me verás en sufrimientos. Más
tarde, cuando tu alma sea más fuerte, podrás ver las almas en el
Purgatorio y otros males, pero no dejes que esto te asuste. Entonces
Dios le dará el necesario coraje y todo lo que necesites para cumplir su
santa voluntad.
¿No es esto un castigo?
No, ciertamente no, estoy aquí para mi alivio y para su santificación, si le prestas atención a lo que digo.
Eso es cierto, pero estos acontecimientos son tan extraordinarios que
no sé qué hacer con ellos, no es una cosa normal que te escuche de esta
manera.
Entiendo muy bien tu dificultad y estoy consciente de tus
sufrimientos. Sin embargo, si Dios lo quiere y eso me alivia, tendrá
piedad de mí, ¿no?. Cuando esté liberada verás que voy a hacer mucho más
por ti de lo que has hecho por mí. Yo ya rezo mucho por ti.
¿Dónde está la hermana XX?
En el Purgatorio más bajo, donde ella no recibe ningún beneficio de
las oraciones de nadie. Dios está disgustado, si se puede hablar así,
cuando muchos religiosos mueren, porque Él ha llamado a estas almas a sí
mismo para que pudieran servirle fielmente en la tierra e ir
directamente al cielo en el momento de la muerte, pero a causa de su
infidelidad, tienen que permanecer mucho tiempo en el Purgatorio, mucho
más que las personas en el mundo que no han tenido tantas gracias.
1879, Retiro en septiembre.
Vemos a San Miguel como vemos a los ángeles. Él no tiene cuerpo. Él trata de conseguir las almas terminen su purificación. Él es quien las conduce al Cielo. Él
es uno de los Serafines, como dijo Monseñor. Él es el ángel más alto en
el cielo. Nuestros Ángeles Guardianes propios vienen a vernos, pero San
Miguel es mucho más hermoso de lo que ellos son. En cuanto a la
Santísima Virgen, la vemos en cuerpo. Ella viene al purgatorio en sus
fiestas y se remonta al cielo con muchas almas. Mientras que ella está
con nosotros no sufrimos. San Miguel la acompaña. Cuando él viene solo, sufrimos como siempre.
Cuando yo te hablé del gran y segundo Purgatorio, fue para tratar de
hacerte entender que hay diferentes estados en el Purgatorio. Así que yo
llamo el estado del purgatorio “grande” o “peor”, a donde están las
almas más culpables, y donde me quedé por dos años sin ser capaz de dar
una señal de los tormentos que sufría. El año en que tú me oíste gemir,
cuando empecé a hablar contigo, yo todavía estaba en el mismo lugar.
En el segundo Purgatorio, que todavía sigue siendo el Purgatorio,
pero muy diferente del primero, se sufre mucho, pero menos que en el
gran lugar de expiación. Luego hay una tercera etapa, que es el purgatorio del deseo, donde no hay fuego. Las
almas que no desean ardientemente el cielo, que no aman a Dios
suficientemente, están ahí. Es ahí donde estoy en este momento. Además,
en estas tres partes del Purgatorio, hay muchos grados de variabilidad.
Poco a poco, en la medida que el alma se purifica, sus sufrimientos son
cambiados.
A veces me dices que el perfeccionamiento de un alma es un proceso
largo y también estás asombrada de que después de tantas oraciones,
estoy tanto tiempo privada de la vista de Dios. Por desgracia, el perfeccionamiento de un alma no asume menos tipo en el purgatorio que en la tierra. Hay
un número de las almas, pero son muy pocas, que tienen sólo unos pocos
pecados veniales que expiar. Estas no se quedan mucho tiempo en el
Purgatorio. Algunas oraciones bien dichas, algunos sacrificios pronto se
le entregan. Pero cuando hay almas como la mía – y sucede a casi todos
aquellos cuyas vidas han sido tan vacías y que prestaron poca o ninguna
atención a su salvación – entonces toda su vida tiene que ser iniciada de nuevo en este lugar de expiación. El
alma tiene que perfeccionarse y el amor y el deseo por él, a quien no
amaba lo suficiente en la tierra. Esta es la razón por la que la
liberación de algunas almas se retrasa. Dios me ha dado una
gracia muy grande permitiéndome pedir oraciones. Yo no se lo merecía,
pero sin esto me habría quedado como la mayoría de los que están aquí,
por años y más años“.
Fuentes: Mystics of the Church, Signos de estos Tiempos
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