Jun 15_12
¿Cuántos de vosotros realmente vivís para hacer crecer vuestra alma?
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Rosario
vespertino
Temas:
Mensaje de
Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J.V.
Primer
Misterio, Habla Dios Padre.
Sobre: Pedid, Mis pequeños, al Espíritu Santo, para que os llene de Luz, os llene de Sabiduría y os llene de Mi Amor, para que de esta forma, vayáis vosotros gozando los goces que se viven en el Reino de los Cielos. Hijitos Míos, Nosotros, en Nuestra Santísima Trinidad solo tenemos una sola necesidad, que es la del Amor, vuestro amor, vosotros, también tenéis una sola necesidad, que es llenaros de Mi Amor. Os he mandado a Mi Hijo para que os enseñara lo que es el Verdadero Amor, para que vosotros tuvierais un punto de comparación entre lo que se vive en la Tierra, entre lo que piensa el hombre y lo que piensa vuestro Dios.
Ciertamente,
antes de que viniera Mi Hijo a la Tierra, el hombre se desarrollaba
plenamente en la Fe, especialmente aquellos que Me seguían, que seguían los
Mandamientos, que seguían los Preceptos que Yo les había dado pero, al venir
Mi Hijo a la Tierra, Él vivió Mi Amor y lo transmitió a todos vosotros y ése
es el Amor que Yo quiero que se viva sobre la Tierra porque es el Amor que os
va a preparar para entrar fácilmente al Reino de los Cielos.
Ciertamente,
aunque viváis plenamente el amor en la Tierra, todavía puede estar afectado
por vuestra humanidad y no podréis dar el cien por ciento de amor que Yo
quisiera que vosotros dierais, porque vuestra humanidad corrompida, siempre
va a estar afectada y no podréis dar lo que Yo quiero de vosotros, pero al
seguir lo que Mi Hijo os dio, es un avance inmenso que ahora tenéis y que
debéis seguir, Mis pequeños, para que cuando lleguéis al Reino de los Cielos,
después de vuestra purificación, podáis dar vuestro cien por ciento de amor y
así estaréis en contacto con otros hermanos vuestros, que al alabar Mi Santo
Nombre, estaréis dándoos perfectamente a Mi Amor.
Pedid, Mis
pequeños, al Espíritu Santo, para que os llene de Luz, os llene de Sabiduría
y os llene de Mi Amor, para que de esta forma, vayáis vosotros gozando los
goces que se viven en el Reino de los Cielos y esto, ciertamente, os va a
animar a seguir adelante en vuestra misión sobre la Tierra.
Ciertamente,
vosotros también vivís en Fe, pero ya en una Fe firme, porque Mi Hijo os dio
las bases, os dio el ejemplo, os dio la Sabiduría para que vosotros la
fuerais tomando y la vivierais. Así pues, Mis pequeños, al estar vosotros
preparados por la Luz del Espíritu Santo y ya gozosos de estar siguiendo Sus
indicaciones desearéis, inmensamente, estar lo más pronto posible en el Reino
de los Cielos. Que ésta sea vuestra meta, Mis pequeños, que éste sea el deseo
profundo de vuestro corazón, regresar a Mí, para gozar de los goces del
Cielo, que ya podáis todos vosotros vivir lo que Yo quiero que viváis, porque
sois Mis hijos y el Reino de los Cielos es para todos vosotros.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo
Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: Que de ahora en adelante, y tomando todo lo que ya hicisteis a lo largo de vuestra vida, esto sea ofrecido junto con Mis Méritos, Mis pequeños, para la salvación de vosotros y de vuestros hermanos. Hijitos Míos, Yo, cuando estuve sobre la Tierra, en Presencia Viva y que Me pudieron ver, tocar y escuchar vuestros hermanos de aquél tiempo, Yo les llevaba la Palabra y el Ejemplo que le vi a Mi Padre y que os traje para que todos vosotros crecierais en santidad y en un verdadero Amor hacia Nosotros, hacia Nuestra Santísima Trinidad.
Al hacerMe
Hombre, Mis pequeños, Yo acepté todo lo que vosotros vivís. Vosotros conocéis
la gran mayoría de Mis Sufrimientos, de Mi Sacrificio, para aliviaros a
vosotros de vuestras faltas y ganar para vosotros el Reino de los Cielos,
abriéndoos las Puertas, que estaban cerradas, mediante Mi Donación, que tuvo
su culminación en la Cruz.
Ciertamente,
cada día es un día de Sacrificio. Yo, sufrí lo que vosotros sufrís todos los
días, vosotros creéis que un sufrimiento, para ser ofrecido como un
sacrificio en holocausto, tiene que ser difícil, muy doloroso, algo
extraordinario y no es así, Mis pequeños.
Cuando
vosotros ofrecéis lo ordinario de vuestra vida, vuestras obligaciones de
estado, lo que tenéis que cumplir para que vuestra vida transcurra
perfectamente, si esto lo ofrecéis en Mi Presencia y con amor, esto vale, a
veces, mucho más que un dolor inmenso que no se ofrece, porque Yo no estoy
ahí Presente, porque no Me llamáis ni Me lo ofrecéis.
Cuando
vosotros os unís a Mi Corazón, a Mi Corazón de Hombre Dios, el simple hecho,
como os dije, de ofrecer vuestras obligaciones de estado -el de tener que
levantaros a cierta hora temprano, que quisierais estar más tiempo
descansando en vuestra cama, las obligaciones con vuestros hijos, las
obligaciones en vuestro trabajo para llevar el sustento a vuestro hogar, las
obligaciones como amas de casa para tener vuestro hogar en orden, los
alimentos que tienen que ser preparados, tantas y tantas cosas que vosotros
tenéis a lo largo del día que debéis hacer, para que todo camine correctamente-
son pequeños sacrificios, son pequeñas donaciones porque, ciertamente, la
naturaleza del hombre os pide descanso, placer, olvidarse de las obligaciones
de servir y gozáis solamente el ser servidos. Que de ahora en adelante,
y tomando todo lo que ya hicisteis a lo largo de vuestra vida, esto sea
ofrecido junto con Mis Méritos, Mis pequeños, para la salvación de vosotros y
de vuestros hermanos y no desperdiciéis ya todas estas situaciones de vuestra
vida, que os son permitidas, para que os santifiquéis, purificándoos de
vuestros pecados, con el ofrecimiento de vuestras obras, tanto buenas, como
dolorosas. Uníos perfectamente en Mi Amor y que sea Mi Amor, el
que llenándoos, os ayude a cumplir con lo que debéis cumplir, con vuestra
misión sobre la Tierra, en lo que os haya tocado vivir.
Cuando
vosotros vivís haciendo vuestras obligaciones, pero las hacéis no con
alegría, sino a veces hasta con enojo, no os saldrán bien, Mis pequeños,
porque cuando vosotros ofrecéis, pero ofrecéis con gusto, con amor, y ahora
con lo que os he dicho, que vuestros actos van a ser de purificación para
vosotros y para vuestros hermanos, vuestra vida cambia completamente, pasa de
un estado de aburrimiento, del dolor que causa ésa obligación de “tener que
hacer las cosas”, a una situación amorosa, de donación, de gusto y sobre
todo, de saber que estáis unidos a Mí, vuestro Dios, Jesucristo, que os está
acompañando en todo momento, para que vuestros actos sean santos y
purificadores, porque así son los Míos.
De ahora
en adelante, vivid alegres, Mis pequeños, al saber que vuestra vida, y todo
lo que estáis haciendo, está ayudando a la salvación de muchas almas. No
desperdiciéis vuestros momentos, muchas almas se pueden salvar con vuestras
pequeñeces de cada día. Os bendigo, Mis pequeños y unid perfectamente vuestro
corazón al Mío.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer
Misterio, Habla
Dios Padre.
Sobre: Entrad en vuestra profundidad, aprended a apreciar el alma de vuestros hermanos y no os desviéis con lo superficial, que os puede desviar del verdadero bien por el cual vinisteis a la Tierra. Hijitos Míos, cuando Yo os he dado una misión para estar en la Tierra, vuestra alma baja, pero vuestra alma, por ser espiritual, necesita de un cuerpo, necesita de un traje que revista a vuestra alma y podáis vivir en un mundo material.
Vuestro
cuerpo es protector de vuestra alma, vuestro cuerpo es el que lleva a vuestra
alma como vehículo a donde vuestra alma tiene que ir, vuestro cuerpo es
solamente envoltura que protege y lleva a vuestra alma a la misión que
Yo he encargado a cada uno de vosotros.
Entended,
Mis pequeños que vuestro cuerpo no es el que lleva la misión, vuestra alma es
la que da vida a vuestra envoltura, que es vuestro cuerpo y vuestra alma es
la que tiene que cubrir la misión que a cada uno de vosotros os he encargado. Satanás os ha llevado a hacer
creer que lo valioso de vosotros es vuestro cuerpo, el cual es solamente
envoltura, que no vale nada ante Mis Ojos, porque no es vuestro cuerpo el que
actúa, es vuestra alma la que realmente está actuando. Vosotros veis moverse
el cuerpo, pero esto es causado por vuestra alma, vuestra alma es la que
dirige, vuestra alma es la que da órdenes a vuestro vehículo, que es el
cuerpo para que vaya a donde tiene que ir.
Al estar
vosotros entretenidos en embellecer vuestro exterior, no estáis realmente
creciendo en vuestras necesidades espirituales para cumplir con la misión que
le he encargado a cada uno de vosotros. Satanás os desvía aconsejándoos
embellecer solamente vuestro vehículo, vuestro traje, que no sirve para nada,
pero que vosotros, al verlo bello, lo queréis más bello y os quita mucho
tiempo, Mis pequeños, cuando debierais estar embelleciendo vuestra alma con
todo el alimento espiritual que debierais darle.
¿Cuántos
de vosotros realmente vivís para hacer crecer vuestra alma? ¿Cuántos de
vosotros alimentáis correctamente vuestra alma? Y, así, se os van pasando
vuestros días, meses y años. Embellecisteis vuestro exterior, que no es el
que os va a dar la salvación, sino las acciones de vuestra alma, es la vida
espiritual la que debéis cuidar y embellecer, porque al momento que os
presentéis ante Mí, vuestro cuerpo no va a llegar ante Mí, sino va a ser
vuestra alma. ¿Cómo estará vuestra alma ante Mí en ésos momentos?, momentos
finales de vuestra existencia terrestre, de la misión que Yo os pedí
llevarais a cabo, para que Mi Gloria se diera sobre la Tierra, y con ella, la
salvación de infinidad de almas.
Ciertamente,
estáis en un mundo material, que debéis ser pulcros en vuestra presencia,
pero solamente lo necesario, para que no deis un mal aspecto y seáis
aceptados a donde vayáis, pero, realmente, lo que deberá darle valor a
vuestra vida es vuestro interior y por vuestros actos conocéis a los que
están llenos de Mi Vida y de Mi Amor.
Así pues,
os pido, Mis pequeños, que reflexionéis en esta realidad para que sí,
ciertamente, cuidéis el cuerpo que Yo os he dado, para que vuestra alma pueda
ir a donde tiene que ir pero, por otro lado, para que vosotros alimentéis a
vuestra alma con todo lo que le debéis alimentar, para que vosotros podáis
dar a vuestros hermanos lo que Mi Hijo os dio para vuestra salvación y
santificación. No desperdiciéis pues, más, vuestro tiempo con lo superfluo,
con lo que no sirve para vuestra salvación eterna. Entrad en vuestra profundidad,
aprended a apreciar el alma de vuestros hermanos y no os desviéis con lo
superficial, que os puede desviar del verdadero bien por el cual vinisteis a
la Tierra.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto
Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: Tomad lo que os he enseñado para que llevéis una vida de alegría, porque estaréis unidos a Mí, vuestro Dios Encarnado y, así, juntos, estaremos ayudando al mundo, en todas las generaciones, a alcanzar la felicidad eterna. Hijitos Míos, para muchos de vosotros, como hijos Míos y también para algunos de Mis ministros de Mi Iglesia todavía, Mi Crucifixión, sigue siendo intolerable a vuestros ojos. No os causa pesar Mi acción sino que no queréis ver que vuestra salvación se dio en el sufrimiento, que es una realidad en vuestra vida.
Sigo
siendo escándalo para vuestros hermanos que quieren ver solamente comodidades
en la Tierra y no donación para el Cielo. Quieren ver solamente Mi
Resurrección, quieren ver solamente Mi Triunfo, pero no quieren darse cuenta
que para llegar a ése Triunfo y todo triunfo que vosotros busquéis, atrás
lleva mucho trabajo, sacrificio y donación. Vivís ahora en un mundo
hedonista, en un mundo de placer, en un mundo en donde no queréis vosotros
aceptar los dolores en vuestra vida y así, os vais tratando de hacer una vida
llevadera, una vida sin preocupaciones, una vida sin dolores y sin
obligaciones ni para el Cielo ni para con los hombres y al hacer esto, Mis
pequeños, brincáis por sobre Mis Preceptos y sobre Mis Leyes y, de esta
forma, vivís en pecados graves, al hacer a un lado lo que Yo os he ordenado,
pero que vosotros lo tratáis de olvidar para llevar una vida de felicidad. Y
así veis hasta asesinatos por buscar mejores puestos en vuestros trabajos,
blasfemias, injurias y multitud de pecados que van destruyendo al hombre,
porque solamente queréis buscar los placeres y la vida fácil a donde satanás
os ha llevado y os ha engañado y no estáis aceptando lo mismo que Yo padecí y
que por eso Me hice Hombre, para que vierais perfectamente por lo que debéis
pasar.
Yo, como
todo un Dios, podía haber vivido sobre la Tierra como un Rey, que todos le
sirvieran y que, además, como Dios, Yo no tomara en lo absoluto la parte
humana, para no sufrir en Carne Propia lo que vosotros sufrís, pero lo quise hacer,
Mis pequeños, para que os dierais cuenta de que vuestros dolores se
pueden volver actos de salvación, se pueden volver actos de purificación, se
pueden volver actos de santificación, porque Yo Soy el Santo de los
Santos y cuando vosotros seguís Mi Vida como os la tracé, necesariamente,
vosotros llegaréis a la santificación porque estáis siguiendo el ejemplo de
todo un Dios en la Tierra.
Por eso os
pido, Mis pequeños, que no os dejéis engañar ya por todo aquello que satanás
os muestra como fácil en este mundo, como algo que no debéis tomar y que
debéis impedir en vuestra vida, porque os hace creer que la vida es para un
goce total y no es así, Mis pequeños, vuestro goce está en lo espiritual
porque, cuando vosotros os llenáis de Mí, hasta los sufrimientos, vuestros
dolores, vuestras obligaciones difíciles que tengáis, se van a volver
alegría, porque Me las ofreceréis y de la otra forma, cuando vosotros no
estáis crecidos espiritualmente y que estáis viviendo solamente para el
mundo, vuestros dolores, vuestros problemas, todo lo que tenéis que padecer
como seres humanos, afectados por el Pecado Original, os van a llevar a
depresión, a enfermedad y hasta el suicidio, porque no aceptaréis o no
querréis aceptar el dolor, que es natural y obligatorio en el ser humano, por
estar afectados por el Pecado Original.
Ved la
diferencia, Mis pequeños cómo, cuando estáis llenos de Mi Vida, toda vuestra
vida cambia y vivís en alegría, aún en los pesares y si estáis viviendo para
el mundo, cuando llegan los problemas, vuestra problemática se aumenta y no
encontráis salida para resolverlos.
Aprended
con Sabiduría todo esto, Mis pequeños, tomad lo que os he enseñado para que
llevéis una vida de alegría, porque estaréis unidos a Mí, vuestro Dios
Encarnado y, así, juntos, estaremos ayudando al mundo, en todas las
generaciones, a alcanzar la felicidad eterna. No os apartéis de Mí, Mis
pequeños, llevadMe en todo momento con vosotros, para que vuestra alegría,
aún en el dolor, sea llevadera y agradable.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto
Misterio, Habla
Dios Padre.
Sobre: De Mí, como os he dicho, nunca va a salir un mal hacia vosotros, entonces, el aceptar Mi Divina Voluntad en vuestra vida, es aceptar que Mi Amor en pleno se dé en vosotros. Hijitos Míos, cuando os he pedido que aceptéis Mi Voluntad en vuestra vida, os debéis soltar perfectamente, como el pequeño niño se suelta a la voluntad de sus padres. Al decir Mi Voluntad, estoy hablando de Mi Amor en pleno, Mis pequeños y debéis entenderlo así, porque de Mí, como os he dicho, nunca va a salir un mal hacia vosotros, entonces, el aceptar Mi Divina Voluntad en vuestra vida, es aceptar que Mi Amor en pleno se dé en vosotros, en vuestra vida, en vuestras acciones.
Ciertamente,
en algún momento, Yo permitiré cosas contrarias a vuestros pensamientos, a
vuestra voluntad, a vuestros deseos, a vuestras metas, pero estas tendrán una
razón de ser que os llevarán necesariamente a que vosotros gocéis de Mi Amor.
Sucederán cosas que os parecerán contrarias a lo que vosotros buscáis o
esperáis de Mi Divina Voluntad, pero si vosotros las aceptáis con gozo, con
respeto y, sobre todo, con ése deseo de agradarMe, obtendréis un bien,
siempre, Mis pequeños.
Os pido
que vosotros viváis totalmente sumergidos en Mi Divina Voluntad. Vosotros no
conocéis lo que os rodea, no conocéis cómo satanás os ataca, vosotros no
conocéis perfectamente vuestras reacciones a determinadas situaciones,
vosotros no conocéis perfectamente cómo vais a vivir vuestra misión sobre la
Tierra y lo que Yo deseo de cada uno de vosotros. A veces os llevaré
lejos de vuestro hogar, a veces permitiré que tengáis alguna enfermedad o
alguna situación grave en vuestra vida, pero todo eso será para un bien y si
lo lográis ver así y lo aceptáis, Mis pequeños, Me estaréis agradando y
veréis, al final, cómo todo era realmente para un bien, ya fuera para
vosotros, ya fuera para vuestros hermanos, ya fuera para la salvación de
hermanos vuestros, del pasado, del presente o del futuro.
Lo único
que os pido, Mis pequeños, es eso, que os soltéis perfectamente a Mí
Voluntad, que pase lo que pase en vuestra vida, simplemente Me digáis
“gracias, Padre”, quizá podréis decir “no entiendo esto que está pasando en
mi vida, pero te lo ofrezco” y no os pongáis en contra de lo que Yo permita
en vuestra vida, porque nada sucede por casualidad. Ciertamente, deberéis
hacer ejercicios para ir aceptando Mi Voluntad en vuestra vida y os digo así
“ejercicios” porque vuestra humanidad se rebela, vuestra forma de pensar se
rebela con la Mía y Yo Soy el Sabio, Yo Soy el Justo, Yo Soy el Bueno.
Cuando
vosotros aceptáis que Yo esté moviendo vuestras vidas y vuestra voluntad y
que os perdáis perfectamente en Mi Voluntad, veréis que todo os saldrá mejor
y, sobre todo, gozaréis lo que estéis padeciendo, lo que esté sucediendo en
vuestra vida y lo que estéis viviendo, Mis pequeños, porque entonces ya no
seréis vosotros solos, Seré Yo, acompañándoos perfectamente en vuestra vida.
Os he
explicado ya que vuestros Primeros Padres vivían sumergidos en hacer Mi
Voluntad y por eso tenían ésos dones tan grandes, ésas capacidades tan
grandes, que se les quitaron por su Pecado, por su rebeldía y por haber
tomado su voluntad como propia y ya no Me permitieron entrar en su ser y ya
no quisieron escuchar Mis Consejos ni seguir Mi Amor.
Si vosotros
retomáis ése primer estado de la vida de vuestros Primeros Padres y aceptáis
perfectamente Mi Voluntad en vuestra vida, empezaréis a recibir las
Bendiciones, Dones y Capacidades que ellos tuvieron y que son vuestros,
porque volveréis a ése primer estado. Es Mi Promesa, es Mi Amor, es Mi
Donación total como Padre y como Dios hacia vosotros.
Gracias, Mis pequeños. |
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