Una ola de
desestabilización de la democracia recorre el mundo
[2012-06-14]
Estamos entrando en una nueva ola
desestabilizadora mundial originada por el ocaso de la economía global, la
pérdida de credibilidad democrática de gobiernos de países del Tercer Mundo, el
declive de EEUU como primera potencia mundial, la irrupción de nuevos actores
en el marco geopolítico mundial, y la aparición de nuevas tecnologías para el
control de las personas.
A esto hay que agregarle, que las elites
mundiales se acercan cada vez más a un gobierno mundial de signo ecologista
autoritario, con una agenda de despoblación del mundo, que implica pérdida de
peso de las naciones y un control más estricto de la vida de los ciudadanos.
Como explica el escritor Samuel Huntington en su libro
The Third Wave, el mundo ha pasado por tres olas de desestabilización
y democratización. Una ola de democratización es un conjunto de
transiciones de un régimen no democrático a otro democrático que ocurren en un
determinado periodo de tiempo y superan a las transiciones en dirección opuesta
durante ese periodo, y también implica la liberalización o la democratización
parcial de sistemas políticos.
En el mundo moderno se habrían producido tres olas de
democratización. Cada una de ellas ha afectado a un número escaso de países y
durante su transcurso algunos regímenes de transición fueron en una dirección
no democrática, pero no todas las transiciones hacia la democracia ocurren
durante las olas democráticas.
LA TERCERA OLA DE
DEMOCRATIZACIÓN (1973-1990)
En su análisis de la tercera ola mundial de las
transiciones a la democracia (iniciada en 1974 con la Revolución de los
Claveles en Portugal), Samuel Huntington observó que las posibilidades de
democratización aumentaron cuando estos países salieron de la pobreza y
alcanzaron un nivel intermedio de desarrollo socioeconómico, momento en el
cual ingresaron en una zona de transición política.
Las dos primeras olas de democratización fueron seguidas
por una ola inversa, con países
como Brasil, España, Portugal, Grecia, Granada, Brasil y Panamá que hicieron
una posterior transición hacia la democracia y que fue completado en la década
de los 90 con la democratización de los países de la extinta URSS y Sudáfrica.
Lo más importante de esta ola es que fue un momento
universal, en 15 años la ola se trasladó por Europa del sur, saltó a
Latinoamérica, se trasladó a Asia y diezmó las dictaduras del bloque soviético.
Así, en 1974, ocho de los diez países sudamericanos tenían gobiernos no
democráticos, en 1990, nueve tenían gobiernos democráticamente electos y, según
Freedom House, el 32% de la población mundial vivía en países libres y,
en 1990, cerca del 39%, disminuyendo por primera vez la cantidad absoluta de
estados autoritarios.
NUEVA OLA
DESESTABILIZADORA MUNDIAL (2009-2020)
Sin embargo, las últimas elecciones democráticas del
último quinquenio han estado marcadas por acusaciones inequívocas de fraude
electoral (Irán y Afganistán), aislamiento internacional de los gobiernos
democráticamente elegidos (Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Franja de
Gaza); pseudoelecciones para intentar edulcorar golpes de mano blandos
(Honduras) y aceptación por la comunidad internacional de sistemas políticos
devenidos en meros gobiernos autocráticos (Bielorrusia, Georgia y Rusia).
De todo ello se deduce que estaríamos en vísperas de la
irrupción en el escenario geopolítico de la nueva ola desestabilizadora mundial
(cuyos primeros bocetos ya están perfilados y que terminará de dibujarse en la
próxima década), originada por el ocaso de la economía global, la pérdida de
credibilidad democrática de incontables gobiernos de países del Tercer Mundo,
el declive de EEUU como primera potencia mundial y la irrupción de nuevos
actores en el marco geopolítico mundial (China, Rusia, India y Brasil) y
que tendrían a Honduras, Paraguay, Grecia, Turquía y Pakistán como posibles
paradigmas de los llamados golpes virtuales o postmodernos que protagonizarán
la próxima década en el nuevo escenario geopolítico mundial.
Por otro lado, más allá del plano político
institucional, cruzan por el mundo fuertes tendencias hacia el autoritarismo
y a un control social de los ciudadanos mucho más intenso. Por ejemplo se
puede apreciar en EE.UU. que la Patriotic Act y otras disposiciones
gubernamentales han ido recortando las libertades individuales a favor del
poder de decisión del ejecutivo, en materias como libertad de circulación, de
palabra, etc.
Y más afuera aún del plano institucional, los sistemas
de inteligencia están cada vez más legitimados para controlar la
correspondencia de los ciudadanos por internet, interceptar llamadas
telefónicas y se están desarrollando sistemas que permitan una vigilancia
más profunda a través del programa “internet de las cosas” y de los
sistemas de relevamiento de imágenes satelitales y desde aviones, que
realizan tanto empresas privadas como relacionadas con el estado, que es
adicional a los sistemas de cámaras de vigilancia en tierra que crecen
sistemáticamente.
Esto se complementa con un hecho que acontece por
primera vez en la humanidad, un gobierno mundial único, basado en el poder
real de las elites mundiales y con la operación de los organismos multilaterales,
especialmente la ONU.
Su signo será ecologista y manejará una agenda de
despoblación del planeta, especialmente controlando la natalidad de las
zonas más pobres del planeta. Un avance fuerte de esto probablemente se vea en
Cumbre Rio + 20 que se celebrará entre el 20 y 22 de junio.
El modo de funcionar de este grupo no es precisamente
democrático, ver Están intentando desde la ONU “la mayor
concentración de poder que el mundo jamás haya conocido…
Fuentes: Germán Gorraiz López para Forum Libertas,
Signos de estos Tiempos
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