sábado, 9 de junio de 2012

SIGNOS DE LOS TIEMPOS


Una ola de desestabilización de la democracia recorre el mundo
[2012-06-14]

Estamos entrando en una nueva ola desestabilizadora mundial originada por el ocaso de la economía global, la pérdida de credibilidad democrática de gobiernos de países del Tercer Mundo, el declive de EEUU como primera potencia mundial, la irrupción de nuevos actores en el marco geopolítico mundial, y la aparición de nuevas tecnologías para el control de las personas.

A esto hay que agregarle, que las elites mundiales se acercan cada vez más a un gobierno mundial de signo ecologista autoritario, con una agenda de despoblación del mundo, que implica pérdida de peso de las naciones y un control más estricto de la vida de los ciudadanos.

Como explica el escritor Samuel Huntington en su libro The Third Wave, el mundo ha pasado por tres olas de desestabilización y democratización. Una ola de democratización es un conjunto de transiciones de un régimen no democrático a otro democrático que ocurren en un determinado periodo de tiempo y superan a las transiciones en dirección opuesta durante ese periodo, y también implica la liberalización o la democratización parcial de sistemas políticos.

En el mundo moderno se habrían producido tres olas de democratización. Cada una de ellas ha afectado a un número escaso de países y durante su transcurso algunos regímenes de transición fueron en una dirección no democrática, pero no todas las transiciones hacia la democracia ocurren durante las olas democráticas.

LA TERCERA OLA DE DEMOCRATIZACIÓN (1973-1990)

En su análisis de la tercera ola mundial de las transiciones a la democracia (iniciada en 1974 con la Revolución de los Claveles en Portugal), Samuel Huntington observó que las posibilidades de democratización aumentaron cuando estos países salieron de la pobreza y alcanzaron un nivel intermedio de desarrollo socioeconómico, momento en el cual ingresaron en una zona de transición política.

Las dos primeras olas de democratización fueron seguidas por una ola inversa, con países como Brasil, España, Portugal, Grecia, Granada, Brasil y Panamá que hicieron una posterior transición hacia la democracia y que fue completado en la década de los 90 con la democratización de los países de la extinta URSS y Sudáfrica.

Lo más importante de esta ola es que fue un momento universal, en 15 años la ola se trasladó por Europa del sur, saltó a Latinoamérica, se trasladó a Asia y diezmó las dictaduras del bloque soviético. Así, en 1974, ocho de los diez países sudamericanos tenían gobiernos no democráticos, en 1990, nueve tenían gobiernos democráticamente electos y, según Freedom House, el 32% de la población mundial vivía en países libres y, en 1990, cerca del 39%, disminuyendo por primera vez la cantidad absoluta de estados autoritarios.

NUEVA OLA DESESTABILIZADORA MUNDIAL (2009-2020)

Sin embargo, las últimas elecciones democráticas del último quinquenio han estado marcadas por acusaciones inequívocas de fraude electoral (Irán y Afganistán), aislamiento internacional de los gobiernos democráticamente elegidos (Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Franja de Gaza); pseudoelecciones para intentar edulcorar golpes de mano blandos (Honduras) y aceptación por la comunidad internacional de sistemas políticos devenidos en meros gobiernos autocráticos (Bielorrusia, Georgia y Rusia).

De todo ello se deduce que estaríamos en vísperas de la irrupción en el escenario geopolítico de la nueva ola desestabilizadora mundial (cuyos primeros bocetos ya están perfilados y que terminará de dibujarse en la próxima década), originada por el ocaso de la economía global, la pérdida de credibilidad democrática de incontables gobiernos de países del Tercer Mundo, el declive de EEUU como primera potencia mundial y la irrupción de nuevos actores en el marco geopolítico mundial (China, Rusia, India y Brasil) y que tendrían a Honduras, Paraguay, Grecia, Turquía y Pakistán como posibles paradigmas de los llamados golpes virtuales o postmodernos que protagonizarán la próxima década en el nuevo escenario geopolítico mundial.

Por otro lado, más allá del plano político institucional, cruzan por el mundo fuertes tendencias hacia el autoritarismo y a un control social de los ciudadanos mucho más intenso. Por ejemplo se puede apreciar en EE.UU. que la Patriotic Act y otras disposiciones gubernamentales han ido recortando las libertades individuales a favor del poder de decisión del ejecutivo, en materias como libertad de circulación, de palabra, etc.

Y más afuera aún del plano institucional, los sistemas de inteligencia están cada vez más legitimados para controlar la correspondencia de los ciudadanos por internet, interceptar llamadas telefónicas y se están desarrollando sistemas que permitan una vigilancia más profunda a través del programa “internet de las cosas” y de los sistemas de relevamiento de imágenes satelitales y desde aviones, que realizan tanto empresas privadas como relacionadas con el estado, que es adicional a los sistemas de cámaras de vigilancia en tierra que crecen sistemáticamente.

Esto se complementa con un hecho que acontece por primera vez en la humanidad, un gobierno mundial único, basado en el poder real de las elites mundiales y con la operación de los organismos multilaterales, especialmente la ONU.

Su signo será ecologista y manejará una agenda de despoblación del planeta, especialmente controlando la natalidad de las zonas más pobres del planeta. Un avance fuerte de esto probablemente se vea en Cumbre Rio + 20 que se celebrará entre el 20 y 22 de junio.
El modo de funcionar de este grupo no es precisamente democrático, ver Están intentando desde la ONU “la mayor concentración de poder que el mundo jamás haya conocido…

Fuentes: Germán Gorraiz López para Forum Libertas, Signos de estos Tiempos

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