miércoles, 7 de julio de 2010

SOY MIGUEL ARCÁNGEL: PRÍNCIPE DE LOS EJÉRCITOS DE
MI PADRE Y GUARDIÁN INSEPARABLE DE NUESTRA

SEÑORA Y REINA MARÍA



Agosto 23 de 2010 1:15 p.m.

¡LLAMADO URGENTE A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD!


Hermanos: Quién como Dios, quién como Dios, quién como Dios. Aleluya, Aleluya, Aleluya. Que la paz del Dios Altísimo esté con vosotros.

Soy Miguel Arcángel, Príncipe de los Ejércitos de mi Padre y Guardián Inseparable de nuestra Señora y Reina María.

Hermanos: La hora de la Justicia Divina está por comenzar; después del Aviso comenzará la batalla por vuestra libertad. Las trompetas están por sonar; el grito de emancipación se hará sentir en todos los confines de la tierra. Vuestro tiempo ya se terminó; los Ejércitos de mi Padre ya están alineados; sólo esperamos la orden para empezar a recoger la cosecha. Congregaos en torno a

nuestra Señora y Reina María; invocad mi protección y la protección de los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre; estad preparaos Ejército Militante, uníos en oración a los Ejércitos Celestiales, para que juntos derrotemos de la faz de la tierra a satanás y sus huestes del mal.

¿Ya sabéis cómo me llamáis? Decid tres veces: Quién como Dios, Quién como Dios, Quién como Dios, Miguel significa: Quién como Dios; invocadme y yo vendré con la velocidad del pensamiento a asistiros. No temáis hermanos a los acontecimientos que se os avecinan; si vosotros sois de Dios, no tenéis por qué temer; pues mi Padre me ha dado orden de protegeros en todos vuestros caminos y batallas espirituales. Llamadme y gustoso vendré en vuestro auxilio. Os recuerdo hermanos: debéis permanecer en gracia de Dios; colocaos vuestra armadura Espiritual de Efesios 6, 10 al 18 y el refuerzo del Salmo 91; aprendeos de memoria esta armadura y enseñadla a otros para que permanezcáis protegidos; no se os olvide el rezo del Santo Rosario; unidos espiritualmente a nuestra Señora y Reina María; haced también mi Exorcismo dado al Papa León XIII, y la Coronilla a los Ángeles mis hermanos, junto con mi oración de protección; que toda esta armadura llegue también a vuestros hermanos y familiares para que todos sean protegidos por la misericordia de mi Padre.

Hermanos: El cielo llora junto con nuestra Señora y Padre, por toda la degradación y por todo el pecado de esta humanidad ingrata; no sabéis cómo sufrimos viéndoos pecar y mancillar el Santo Nombre de Dios. La humanidad marcha al destierro por la ausencia de Dios en sus vidas: el no cumplimiento de los preceptos Divinos, la vida fácil, el modernismo y los afanes de este mundo están llevando al hombre de estos últimos tiempos a su propia perdición. El pecado del hombre de hoy ha sobrepasado todos los límites; ya se peca y ofende a Dios por costumbre; el pecado como afrenta al Espíritu de Dios, ya no existe en la mente de esta humanidad perversa y malvada; el mismo infierno se atemoriza por la maldad de los hombres de estos últimos tiempos.

¡Pobres de vosotros mortales que le dais la espalda al Dios de la vida, porque vuestros días están contados!. El averno os espera; vuestro amo espera por vosotros para daros la muerte eterna. Allí será el llanto y el crujir de dientes y ya no habrá Dios que os escuche.

Os hago un llamado hermanos rebeldes, tibios de corazón, mal vividos, alcohólicos, drogadictos, prostitutas, homosexuales, adúlteros, fornicarios, ladrones, mentirosos, hechiceros, etc; volved a Dios lo más pronto posible de corazón; si no os acogéis a mi Padre, pereceréis. El Aviso es la última puerta de la misericordia abierta; entrad por ella; arrepentíos y alcanzaréis misericordia. ¡Adelante hermanos!. Ni mi Padre, ni nuestra Señora, ni nosotros vuestros hermanos los Arcángeles y Angeles, ni las demás criaturas celestiales queremos veros morir eternamente; es por eso que os estamos exhortando a que retoméis cuanto antes el sendero que os lleve a vuestra salvación. ¡Recapacitad, recapacitad, recapacitad, porque la hora de la Justicia Divina está por comenzar!.

Somos vuestros hermanos y consejeros: Miguel Arcángel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre. Gloria a Dios, Gloria a Dios, Gloria a Dios, Aleluya, Aleluya, Aleluya. Amén.

Dad a conocer nuestros mensajes, hombres de buena voluntad.


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